La falta de lluvias afecta con intensidad a la cosecha fina, que es la que aporta dólares durante el verano.
La sequía que por tercer año consecutivo afecta a la producción agropecuaria puede golpear al mercado cambiario en un momento de debilidad. La habitualmente baja oferta de divisas del agro de cada fin de año y principios del siguiente camina en dirección a ser menor de lo habitual, debido al impacto de la falta de lluvias sobre la cosecha fina. Y llega justo en el momento de mayor demanda estacional de dólares por parte de turistas, una cuenta que ya de por sí es deficitaria y preocupa al Gobierno.
“La fuerte sequía que afecta al trigo reducirá la oferta de dólares en el verano, que coincidirá con el aumento estacional de la demanda de dólares por turismo”, consignó un informe de Delphos Investment.
“Los pronósticos no son optimistas sobre las lluvias en las próximas semanas ya que nos encontramos con un escenario de tercer Niña consecutiva, un episodio extraordinario que sólo ocurrió dos veces desde 1950. Esto afectará fuertemente los rindes de la cosecha fina, con la consecuente reducción de las exportaciones de trigo respecto de un año atrás. Se vislumbra entonces una oferta de divisas muy limitada en el verano, que se suma a precios internacionales más bajos que a principios de 2022″, remarcó el mismo análisis.
Los últimos datos del balance cambiario muestran que el déficit por turismo se mantiene por encima de los USS 750 millones, registrando máximos desde 2018, con una demanda que probablemente se incremente hacia fin de año, consideró Delphos Investment.
La preocupación de los especialistas financieros coincide con las previsiones climáticas en el agro. Según diferentes pronósticos, para el trimestre octubre-diciembre existe una probabilidad del 89% de que continúe “La Niña”. En este contexto, hoy está complicado el desarrollo de los cultivos de trigo y cebada, y además hay cambios de planes de los productores para desarrollar la próxima siembra de soja y maíz, donde los cultivos de segunda tendrán un rol de importancia.
Al respecto, la última encuesta del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral a 406 productores, reflejó que el 46% de los encuestados observó pérdidas irrecuperables en la producción de trigo, un 32% piensa que puede haber una recuperación y solamente un 22% manifiesta que no observan daños en los cultivos. Por otro lado, un 59% de los productores temen la presencia de eventos climáticos desfavorables, un 23% piensa que frente a dichos eventos se deberían realizar cambios en los planteos productivos y un 15% vislumbra que la situación se va a normalizar.
Como consecuencia de los anteriormente mencionado, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) está proyectando un escenario de menor producción para los principales cinco cultivos del país, pasando de 117,7 millones de toneladas a 115,5 millones de toneladas (-1,9%), con caídas en trigo y maíz y una recuperación de la soja.
Un verano caliente, con menos agua y menos dólares, puede sumar dolores de cabeza duraderos para el Gobierno. Así lo destacó en las últimas horas la consultora Ecolatina: “Una floja campaña producto de la sequía no sólo tendría un impacto negativo en los activos externos del BCRA, sino que también podría complicar el frente fiscal ante una menor recaudación por Derechos de Exportaciones”.
Un panorama de precios que no es para nada alcista, ahora que ya parece haber pasado lo peor del shock que causó la guerra en Ucrania, desde Ecolatina estiman que el valor de la producción total de trigo “podría reducirse en cerca de USD 800 millones en relación al ciclo pasado, “caída que no es más aguda gracias a los mayores precios (+20%)”, dijeron desde la consultora. Y el valor de la cosecha 2022/23 de soja y maíz “podría reducirse en cerca de USD 1.200 millones en comparación a la presente campaña”.
“La fuerte dependencia que tiene Argentina con el sector agroexportador genera que la campaña agrícola y la evolución en los precios de las commodities se vuelvan variables económicas con una importancia de primer orden”, insistió el informe. Y vuelve urgente que el Gobierno apure los proyectos denergéticos con los que se busca reducir la salida de divisas de las arcas del Banco Central.
“El deterioro esperado para el desempeño del sector agroexportador tornará más desafiante y compleja la hoja de ruta del Gobierno de cara a 2023, en un año en el que la meta de acumulación de reservas será aún más desafiante que la de este año y donde la construcción del gasoducto NK (Néstor Kirchner) resultará fundamental para evitar una mayor sangría de divisas vía pagos de importaciones de energía. En este marco, las restricciones a las importaciones llegaron para quedarse”, concluyó la consultora.