Por el control a las importaciones en los últimos cuatro meses, gran parte de los bienes y servicios de la economía se rigen por el tipo de cambio bursátil.
En el contexto de fuertes restricciones para el acceso a las divisas para importar, la suba de la cotización del dólar libre, particularmente en el contado con liquidación (CCL), traerá para el gobierno problemas adicionales sobre la marcha de los precios de la economía a los que produjo en los anteriores episodios de disparada de la brecha cambiaria.
A diferencia de lo que ocurría hasta julio de este año, última corrida cambiaria que derivó en la designación como ministro de Economía a Sergio Massa, el precio del dólar financiero ya repercute en un amplio porcentaje de los precios al consumidor de diversos productos de demanda habitual.
Este fenómeno se produjo desde que a finales de junio, el todavía ex ministro Martín Guzmán, impusiera severos controles a las importaciones, forzando a las compañías a obtener financiamiento propio por 180 días. Esos controles, se quejan entre las compañías importadoras, se profundizaron en octubre cuando el Gobierno reemplazó el esquema de autorización de compras en el exterior por el régimen SIRA (Sistema de Importaciones de la República Argentina).
La consecuencia es que, ante la imposibilidad de acceder al dólar oficial, la incertidumbre respecto del valor de reposición y también la vocación de recomponer márgenes de rentabilidad, las cotizaciones alternativas comenzaron a filtrarse en los precios de una cantidad no menor de bienes y servicios. El fenómeno contribuyó a alimentar el índice de inflación de julio y agosto de 7,4% y 7% respectivamente. Pero la estabilidad que desde ese momento mostraron las cotizaciones bursátiles diluyó su impacto en los meses siguientes.
Eso cambió esta semana, en lo que muchos analistas consideran un punto de inflexión.
Con el avance que registró en las últimas jornadas -cerró el viernes en $332,24-, el CCL acumula un avance de 8% en noviembre. Esa suba impactará en el 40% de los precios de la economía. Un relevamiento de la consultora Analytica indica que el 60% de los precios, mayormente de alimentos, bebidas y los asociados al rubro “vivienda” se rigen por el tipo de cambio oficial. El resto, esencialmente textiles y servicios de recreación, hoteles, restaurantes, además de educación y transporte, ya se mueven según la variación del dólar libre.
La magnitud del impacto sobre los precios dependerá, claro está, del alcance de la corrección dólar financiero. El cálculo preliminar que hicieron en la consultora Analytica que dirige Ricardo Delgado apenas una semana antes de que se interrumpiera la calma cambiaria, presuponiendo que eso ocurriría recién en febrero, arrojó que, si el CCL corrigiera abruptamente el atraso de los últimos meses -estimado en 10% por los economistas-, el impacto en la inflación podría situarse en torno a los 9 puntos.
“A modo de ejemplo, si el CCL revirtiera a su valor teórico en febrero, la inflación proyectada pasaría de 5,8% a 15%, si se considera que 40% del IPC se ajusta en base a las variaciones del dólar bursátil”, dice el informe.
Se trata de una aceleración inflacionaria que enciende todas las alarmas y que, a la vez, da una magnitud del drástico efecto que podría tener en la inflación una devaluación del dólar oficial.
En otras palabras, estas proyecciones son consistentes con las declaraciones recientes del viceministro de Economía, Gabriel Rubinstein, quien afirmó que “si se hace una devaluación y sale mal, es un Rodrigazo”.
El panorama puede complicarse aún más. El círculo vicioso de escasez de dólares, restricciones a las importaciones para evitar una devaluación y su efecto igualmente inflacionario puede ir extendiéndose en la medida que cada vez más precios de la economía queden influenciados por la variación del dólar financiero.
“Cómo ajustan los precios a la variación del CCL es el otro dato relevante. Y aquí interesa el endurecimiento en las condiciones de acceso a divisas por parte del sector productivo. En este contexto, es razonable esperar que aumente la cantidad de precios que ajustan por el contado con liquidación”, advierte el informe de Analytica.
Los distintos escenarios proyectados muestran que, en el caso extremo y más improbable de que se invierta la actual relación 60%-40% y la mayoría de los precios empiecen a seguir al contado con liqui, una corrección de shock en esa cotización podría llevar la inflación a la temeraria cifra de 20% en un solo mes.