Así lo marca un relevamiento realizado por la Universidad Austral.
Una encuesta realizada por el Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral reveló que casi el 70% de los productores agropecuarios proyectan un 2023 peor que el año que está por finalizar. La sequía, y la inestabilidad política y económica, se posicionan como los principales factores que justifican las expectativas negativas. El relevamiento se realizó a 406 productores cuyo valor bruto de producción es igual o mayor a USD 200.000.
Además, todas las mediciones realizadas cayeron de manera contundente hasta los niveles más bajos de la historia, demostrando el malestar y la desesperanza del campo respecto a la actualidad y a lo que se viene.
El trabajo, denominado Índice de Condiciones Presentes, se ubicó en 45 puntos. Con esa calificación fue el segundo peor entre las 24 mediciones anteriores, solamente comparable con los números de noviembre 2018, que también era un momento muy afectado por la sequía. En este sentido, los dos componentes de ese Índice son muy negativos, tanto en lo referido a la situación financiera actual como lo referido al momento para realizar inversiones, cuyos valores se ubicaron muy por debajo de los registrados años atrás.
No obstante, lo más preocupante que arroja la encuesta es la negatividad que muestra el sector respecto a lo que pueda pasar el año que viene. Así, en relación a las expectativas futuras para los próximos 12 meses, el 51% de los 406 productores consultados piensan que van a estar peor en lo financiero en 2023, mientras que el 68% ve un escenario negro directamente para todo el sector agropecuario.
La principal razón que justifica esta expectativa negativa recae en el clima, que con el 58% de las respuestas, se constituyó como la principal preocupación para el próximo año, seguido por la incertidumbre política con el 39%, y la inestabilidad macroeconómica con el 27%. Entre las restantes preocupaciones se destacan la falta de financiamiento y acceso al crédito (20%) y en menor medida, la rentabilidad (14%) y otros temas tranqueras adentro.
Sequía
Por supuesto, la sequía que afecta al país se esgrime como la principal causa de que los productores entiendan que el futuro inmediato del sector no es bueno. “En el momento de escribirse este informe se estima que ya se perdió la mitad de la cosecha de trigo 2022/23, mientras que el maíz y la soja enfrentan panoramas complejos con atrasos en las tareas de siembra”, señaló la Universidad Austral.
Según destaca el trabajo, de no producirse precipitaciones en los momentos críticos, se podría conducir a pérdidas importantes en la producción de maíz que podrían oscilar entre las 6 y 10 millones de toneladas, lo que significarían unos USD 3.000 millones menos de exportaciones, con el consiguiente impacto en la oferta de divisas de la Argentina y, fundamentalmente, en los ingresos de los productores agropecuarios argentinos.
En el caso de la soja, “los expertos dicen que hay que esperar en caso que las últimas lluvias impliquen un cambio de tendencia para poder estimar mejor el impacto sobre los rendimientos, teniendo en cuenta que las intenciones de siembra de soja resultan superiores a las de la campaña anterior, en parte, debido a la sustitución del maíz por la soja”. No obstante, algunos cálculos sostienen que la producción de soja podría resultar de 10 millones de toneladas menos que lo estimado, con un ingreso menor de divisas de USD 5.000 millones.
Así, sumadas las expectativas de cosechas e ingresos de trigo, soja y maíz, puede esperarse para el 2023 una caída en los ingresos de divisas de USD 10.000 millones a precios de exportación, lo que será una cantidad muy significativa de menores ingresos para los productores, destacó el informe. “Todas estas consideraciones avalan el pesimismo de los productores agropecuarios con relación a su situación financiera para los próximos 12 meses, como así también la del sector, con un total de más de 20 millones menos de toneladas producidas y su consecuente impacto negativo en todos los integrantes de las cadenas comerciales”, explicó la casa de estudios.
Macroeconomía y elecciones
Por supuesto, la situación de sequía impactará de lleno en la macroeconomía argentina, que ya cuenta con sendos problemas sin resolver, como lo es la pobreza del 40% de la población, la falta de reservas internacionales en el Banco Central y una inflación que ronda el 100% entre algunos temas. “Estos escenarios de gran incertidumbre hacen muy difícil la toma de decisiones, tanto para los cultivos anuales como para las decisiones vinculadas a la inversión”, explicó el trabajo, cuestión por la cual los productores “han manifestado claramente que no es un buen momento para invertir y que un 71% de ellos no piensa realizar inversiones en los próximos 12 meses”.
Asimismo, “al ser 2023 un año electoral existe una gran incertidumbre en los resultados y en las políticas a aplicar al sector agropecuario por parte de quienes resulten electos, ya que hasta la fecha no se observan propuestas económicas consistentes para enfrentar y superar los graves problemas macroeconómicos mencionados”, agregó el trabajo. Por eso, “las preocupaciones de los productores con relación al clima, precios, inestabilidad macroeconómica e incertidumbre políticas son válidas y contribuyen a crear ese sentimiento de pesimismo que se refleja en los resultados del Ag Barometer”, indicó la Universidad Austral.
Ganadería
La ganadería no queda exenta del desánimo del agro. Así, la encuesta marca también el “deterioro notable” de las expectativas de rentabilidad en todos los eslabones de las distintas actividades ganaderas. En las explotaciones de cría en la actualidad un 27% estiman rentabilidad muy buena/buena frente a un 35% muy mala/mala; en las actividades de recría, un 13% prevé un rentabilidad muy buena/buena frente a un 43% muy mala/mala; en invernada pastoril, la relación es 12% muy buena/Buena frente a un 52% Muy mala/mala; y en cuanto al engorde a corral/feedlot, solo un 4% proyecta una rentabilidad muy buena/buena, frente a un 80 % y mala/mala.
“Las causas de la caída en la confianza de los productores ganaderos son varias y todas ellas se pueden reflejar en la caída de los precios reales en el mercado, y resultan de factores tanto de oferta como de demanda”, explicó el trabajo. Entre las variables que afectan la demanda en forma negativa pueden mencionarse la permanencia de las prohibiciones a exportar determinados cortes, la caída de precios internacionales por recesión en Europa y la salida de China del mercado en los últimos meses y la merma en la demanda interna ante la pérdida de poder adquisitivo frente a la inflación.