El lunes 23, Alberto Fernández recibirá en visita oficial a su par brasileño para firmar oficialmente convenios económicos, energéticos y en Salud, Defensa y Ciencia y Tecnología.
La llegada de Lula da Silva a la Argentina el próximo lunes 23 despierta una gran expectativa en el presidente Alberto Fernández y también en su gabinete y sus colaboradores más cercanos. Se está negociando desde hace varios días la suscripción de un acuerdo estratégico entre Argentina y Brasil que tendrá su culminación ese día. “Firmarán un acuerdo sin precedentes”, pronostican en el entorno del jefe de Estado argentino.
Será la primera salida al exterior del flamante mandatario brasileño, quien cumplirá su promesa de viajar a la Argentina como escala inaugural de su tercer mandato presidencial. Lula, de 77 años, cultiva un aprecio especial por Fernández desde que recibió su apoyo mientras estaba detenido en una cárcel de Curitiba. El 24, el líder del Partido de los Trabajadores seguirá en Buenos Aires donde participará de la Cumbre de Presidentes de la CELAC a la que Brasil regresará luego de que su antecesor, Jair Bolsonaro, decidiera alejarse.
La firma de los acuerdos será el 23, pero desde ambos lados se trabaja intensamente ajustando los últimos detalles en esta semana. Por eso, la “letra fina” se sigue discutiendo en las reuniones previas que encabeza el embajador argentino en Brasilia, Daniel Scioli, con ministros de diferentes áreas de Lula. Este martes, por ejemplo, fue el turno de su encuentro con el titular de la cartera de Minas y Energía, Alexandre Silveira, y con el de la Secretaria de Comunicación Social, Paulo Pimenta, para delinear la agenda que llevará adelante Lula, quien el domingo viajará hacia Buenos Aires junto a varios integrantes de su gabinete. Scioli estará desde el jueves en sus oficinas del barrio de Retiro para coordinar con Cancillería y la Casa Rosada todas esas actividades.
Los temas económicos y energéticos concentrarán gran parte de esa agenda que intentan profundizar los dos países. Argentina pretende que el flujo de exportaciones no se detenga debido a que tiene necesidad de sumar divisas que fortalezcan las alicaídas reservas de su Banco Central.
Hubo avances que incluyen el Sistema de Pagos en Moneda Local (SML) con compensación a 180 días y un swap (intercambio de monedas) para que aumente considerablemente el comercio bilateral, dando mayor previsibilidad al sector privado potenciando la integración productiva. La iniciativa cuenta ya con el apoyo de la Federación Industrial de San Pablo y de la Unión Industrial Argentina (UIA). También aparece la implementación de una moneda común que se llamaría SUR entre las cuatro naciones que son parte del Mercosur, aunque este último objetivo sería a mediano plazo, no en lo inmediato.
Sobre la cuestión energética los dos mandatarios, que ya se encontraron en la capital de Brasil el 2 de enero, coincidieron en trabajar conjuntamente con el objetivo de que el gasoducto Néstor Kirchner pueda extenderse hasta la frontera en la ciudad de Uruguayana en una segunda etapa de su construcción. Para ello ya pusieron en marcha negociaciones que permitan obtener los fondos para financiarlo. La opción que surge con mayor fuerza es acudir al BNDES (Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social).
Scioli, el 1° de octubre, cuando todavía en Brasil no se había realizado el balotaje entre Lula y Bolsonaro, le había presentado varias de estas propuestas a Celso Amorim, ex canciller del actual presidente brasileño y ahora Asesor de Asuntos Internacionales. Por eso se habla de la firma de un “acuerdo sin precedentes” entre ambos países, una visión que también comparten desde el Palacio de Itamaraty, sede de la diplomacia del vecino país, el mayor socio comercial de Argentina. Incluiría también convenios entre los ministerios de Defensa, Salud, Ciencia y Tecnología y en cooperación antártica.
El posible ingreso de nuestro país al grupo de los BRICS (el grupo de naciones con economías emergentes que integran Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) podría ser otro tema incluido en las conversaciones, aunque por su complejidad la discusión será más extensa.
“Los dos estamos convencidos de la importancia y la trascendencia de este vínculo. Esperamos poder avanzar en todo lo que hemos hablado hoy. Tomando decisiones con acciones concretas y sostener el vínculo que Argentina y Brasil deben tener. Son países indisolublemente unidos”, manifestó Alberto Fernández tras la reunión con Lula del 2 de enero.
Después de ese cónclave, Scioli siguió trabajando con el ministro de Economía, Sergio Massa, cada uno de los temas. Además, contó con la colaboración del canciller Santiago Cafiero y de su equipo de asesores que se encuentran cerrando los preparativos para la reunión de la CELAC.
Massa estuvo durante el fin de semana en la residencia presidencial de Chapadmalal. En Twitter hubo foto de los dos y allí explicaron el motivo. “Compartimos una jornada de trabajo en la que analizamos el inicio del año económico y el acuerdo de integración económica y energética con Brasil, que firmaremos el próximo 23 de enero durante la visita de Lula”, consignaron.
Un relanzamiento del Mercosur es otro objetivo que une a los dos presidentes. Ese mercado regional común sufre una crisis estructural causada por la decisión de Uruguay de cerrar acuerdos unilaterales con China y la Alianza del Pacífico.
Brasil no comparte esta hoja de ruta trazada por Luis Lacalle Pou y hará todos sus esfuerzos para contener a Uruguay, mientras define una propuesta de actualización institucional del Mercosur para evitar los remezones internos y colocar al foro regional en una posición de ventaja ante las consecuencias económicas de la guerra en Ucrania. Quizás por eso es que el líder petista aceptó viajar a Montevideo el 25 de enero, un día después de la VII Cumbre de la CELAC en Buenos Aires, para reunirse con el presidente uruguayo.