El bahiense dio la última de sus 12 funciones en el Tronador, con la diva en uno de los palcos y una multitud que lo siguió en una pantalla gigante montada en Plaza Colón.
Se preveía casi desde que se anunció, cuando las 10 mil localidades para los 12 shows pautados por Abel Pintos en el Teatro Tronador se agotaron con varios meses de anticipación. Sin embargo, las expectativas quedaron cortas a medida que se sucedían las funciones y el cara a cara entre el artista y su gente. Y en una ciudad tan ligada a los sentimientos del músico, con un público proveniente de diferentes partes del país, tuvo su broche de oro este miércoles, otra vez a sala llena y con una invitada muy especial.
Fue tal la demanda de tickets para el último episodio de Abel en la Feliz, con números que no se veían desde la época de oro del teatro de revistas, que el músico decidió colocar una pantalla gigante en la Plaza Colón, una de las más emblemáticas de la ciudad, para que nadie se quede afuera del concierto.
En una noche a plena emoción, Abel Pintos comenzó su último concierto entre aplausos del público que lo conmovieron. Se tomo la cara con sus dos manos y compartió una sentida reflexión. “Hoy, desde muy temprano en la mañana, estuve tratando de sentir de la forma más ordenada posible todas las cosas que pasan dentro mío, y ha sido una tarea bastante difícil, entonces, lo primero que quiero decir es gracias”, expresó. Y a continuación, se tomó unos minutos para dirigirse a la ciudad que una vez más lo cobijaba.
“Quiero agradecer a través de todos ustedes como un símbolo de todas las personas que pasaron por esta sala en estos 12 días. Doy conciertos en Mar del Plata desde antes de que pudiera tener claro que lo de la música podía ser un camino posible para mí”, admitió sobre el sendero que empezó a transitar a muy corta edad. ”Gracias por confiar en nosotros”, resumió antes de dar comienzo a un sólido repertorio, basado en una batería de clásicos y en las canciones de su última producción, El amor en mi vida.
Para el final de la velada, el bahiense tenía guardadas dos sorpresas bajo la manga. Una llegó desde los palcos superiores, cuando Mirtha Legrand se puso de pie para aplaudirlo. Él se dirigió a saludarla y ella tomó el micrófono y se dirigió al público: “Qué noche maravillosa, mientras viva, que ojalá sea por muchos años más, esta noche no la olvidaré nunca, nunca”, aseguró la diva, que hizo gala de su memoria prodigiosa.
“Abel venía a mi programa cuando era muy jovencito, recién llegado de Ingeniero White, al lado de Bahía Blanca, y ya cantaba maravillosamente bien”, evocó. Y fiel a su estilo, le soltó un reproche en forma pícara: “¿Vos fuiste a lo de Juanita y no viniste a mi programa?”, Abel se incorporó hasta el micrófono y le respondió: “Sí, es cierto”. Entonces Mirtha entró a jugar con su respuesta: “¡Es cierto! ¿Y por qué me hiciste eso? ¿Por qué me fuiste infiel? ¿Por qué?”, le dijo picante, entre las risas del público.
Acto seguido, la diva de los almuerzos continuó: “Vos sabés que estaba esperando que cantaras ‘La llave’, me encanta. Sos un artista maravilloso, Abel. Sos realmente talentoso”, lo elogió, dando pie a un mano a mano como si estuvieran solos en la inmensidad del teatro. “Sos realmente ingenioso, ¿las letras son tuyas? Las canciones transmiten una alegría y tu público… ¡mirá lo que es este público!”, continuó la conductora, mientras se ponía de pie para observarlo con sus propios ojos.
Mientras el público aplaudía y agradecía el momento que estaban disfrutando, Mirtha continuó: “Sos un gran showman, me alegra muchísimo haber venido… ¿vos sabés que te sigo a todos los recitales?”, señaló entre risas. Y después de preguntarle por su hijo, y con el artista al borde de las lágrimas, llegó el momento de la retribución con un enorme ramo de orquídeas y la sonrisa permanente a modo de gratitud.
Pero a la función todavía le faltaba un acto más. Una vez terminados los saludos dentro del teatro, Abel llegó de sorpresa a la Plaza Colón. Allí donde más de 50 mil almas habían vibrado con sus canciones, el bahiense se acercó personalmente para agradecer tanto amor y les regaló tres bises fuera de protocolo. Y otra vez, como un rato antes, como desde hace tantos años, la familia festejó fuerte, en una nueva muestra de la comunión con el arista.
De este modo, Abel Pintos se despidió de Mar del Plata, donde se convirtió en el primer músico en hacer temporada en esta ciudad con más de 10.000 espectadores que lo vieron a lo largo de los 12 shows totalmente agotados.