La brecha cambiaria ya volvió a un nivel peligroso del 100%.
En el ministerio de Economía creen que la supuesta devaluación que Max Valores le adelantó a sus clientes no fue solo un exabrupto de un empleado, como dejaron trascender en una solicitada. “Registramos de parte de ellos fuertes ventas de posiciones en pesos contra bonos Globales el viernes”, aseguran.
Todo indica que no habrá más que un sumario administrativo y se terminará aceptando el pedido de disculpas. El episodio -que llegó hasta los clientes internacionales de la firma- tuvo impacto concreto en el mercado cambiario, impulsando al dólar libre a un récord nominal de 442 pesos. El contado con liquidación quedó rozando los 450 pesos.
Con semejante ruido fue imposible mensurar el efecto de la suba de tasas anunciada el jueves por el Central y hasta el de la decisión de Alberto Fernández de bajarse de la pelea por la reelección. Esta última provocó que naturalmente se empiece a especular con los posibles candidatos del Frente de Todos. En principio descartada Cristina Kirchner, ahora las chances parecen volcarse a Daniel Scioli (que ya se había anotado en la carrera) y también a Sergio Massa.
El ministro de Economía sabe que las tiene bien complicadas en medio de la aceleración inflacionaria de marzo hasta 7,7% y que en abril permanecería arriba del 7 por ciento. Para colmo, la suba de los alimentos bordea el 10% mensual, con el gran impacto negativo que genera entre las familias de menos recursos. Tanto los planes sociales como las jubilaciones vienen perdiendo de manera consistente contra el aumento de la canasta básica.
Teniendo el control
Ahora la principal aspiración de Massa es llegar a las PASO evitando un mayor descontrol del tipo de cambio. Luego de las elecciones primarias lo más probable es que el mercado se mueva de acuerdo a quien emerja con mayores probabilidades de llegar a la presidencia y los mensajes sobre el rumbo de la futura administración.
Pero para el 14 de agosto falta mucho. Por eso, en los próximos días habrá más anuncios de flujo de dólares para tratar de llevar cierta tranquilidad a los inversores. Todo mezclado con las últimas medidas que restringieron todavía más el acceso a las importaciones, en este caso al pago de servicios y fletes del exterior. El déficit comercial de marzo llegó a casi USD 1.100 millones, una cifra insostenible en medio de la extrema escasez de divisas.
Massa promete que llegarán más dólares frescos hasta el 30 de junio, con el propósito de aliviar las presiones cambiarias y evitar que el dólar se siga disparando. Un aumento todavía mayor de la brecha cambiaria, que otra vez volvió al 100%, resultaría sumamente peligrosa para la dinámica inflacionaria y del tipo de cambio. En el peor momento de sus antecesores, Martín Guzmán y Silvina Batakis, esa brecha se estiró al 120 por ciento.
En esta línea de conseguir fondos frescos, Massa negoció con los sojeros que liquidarán un piso de USD 1.000 millones. El viernes ya se había recuperado el ritmo de ventas, luego de haberse frenado totalmente a mediados de la semana. Todo indica que será un volumen significativo que ayudará a recuperar reservas. La primera semana de mayo arrancará, con algo de demora, el régimen especial de liquidaciones para las economías regionales, que supone el ingreso de unos USD 2.000 millones adicionales.
Compromisos en verde
Al mismo tiempo, habría otros compromisos avanzados. Por un lado está la petrolera Chevron, que ingresaría algo más de USD 500 millones para inversiones en Vaca Muerta. También es inminente un nuevo desembolso de la Corporación Andina de Fomento por un volumen similar. Y se intensificaron negociaciones en los últimos días para más desembolsos de Arabia Saudita, que según el propio ministro ya sumarían unos USD 1.100 millones.
Mientras tanto, se sigue negociando en diversos frentes con el FMI. Por un lado, para volver a reformular las metas del acuerdo, ya que en marzo no se cumplieron las exigencias de reservas ni la de resultado fiscal. La Secretaría de Hacienda explicitó sobre el cierre de esta semana que el rojo resultó mucho mayor al que se había negociado para el primer trimestre. En ambos casos, buena parte se debe a la sequía, que afectó no solo la capacidad de acumulación de dólares, sino también los ingresos vía derechos de exportación.
Pero además se está buscando que el Fondo adelante los desembolsos previsto para los próximos trimestres: unos USD 5.400 millones en junio y otro tanto en septiembre. La lógica del pedido es que la Argentina precisa tapar el agujero de la magra cosecha y que en todo caso el año que viene la situación será ya más holgada, recuperándose más de USD 20.000 millones del campo y un sector energético que ya sería superavitario.
Pero si bien el pedido puede tener cierta lógica pensando en los estragos provocados por la sequía, es casi imposible pensar que la oposición se quedará de brazos cruzados. La sola idea que el FMI le gira más recursos de los previstos al Gobierno actual en medio de la campaña podría embarrar más aún la previa electoral, al punto de condicionar la futura relación entre el organismo y el Gobierno que asuma el 10 de diciembre.