El entendimiento sobre la interna porteña y bonaerense dejó demasiados cabos sueltos en la pelea de Larreta y Bullrich.
“Frenamos un paso antes de caernos al vacío”, dijo un referente del PRO acerca del acuerdo que alcanzaron Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich, junto con Mauricio Macri y María Eugenia Vidal, sobre la competencia en la ciudad de Buenos Aires y la provincia de Buenos Aires.
Hay sensación de alivio en la dirigencia, aunque demasiados cabos sueltos que hacen temer problemas para poner en marcha lo conversado este lunes en la casa de Vidal. La decisión de que haya un solo candidato del PRO a jefe de Gobierno porteño implicará el cotejo de encuestas entre Jorge Macri y Fernán Quirós para determinar quién mide más en la ciudad, aunque aún no está claro cómo se instrumentará: ¿Qué consultoras harán los sondeos? ¿Con qué parámetros? ¿Tomarán en cuenta intención de voto e imagen? ¿Qué harán si hay empate técnico entre los precandidatos?
La letra chica del acuerdo será consensuada en los próximos días entre los jefes de campaña de Macri, Fernando de Andreis, y de Quirós, Alvaro González, pero en el PRO se acumulan los optimistas que creen que ya no habrá tantas tensiones internas: para algunos dirigentes del partido, lo más probable es que Rodríguez Larreta y Bullrich también tengan en los próximos días un encuentro a solas para descongelar la relación y fijar reglas de juego civilizadas para las PASO del 13 de agosto.
El desayuno de los 4 líderes del PRO fue mejor de lo que muchos imaginaban. No hubo tensiones ni chicanas, sino una hora y media de diálogo franco sobre la interna en dos distritos clave, luego de que el terreno fue allanado en el encuentro de la semana pasada de esos dirigentes más Federico Angelini, Diego Santilli, Cristian Ritondo y Fernando de Andreis, realizado en el barrio de Palermo. Allí, se avanzó hacia una instancia de negociación para que haya un candidato único del partido en el distrito porteño y todo indicaba que habría una reunión de Macri, Larreta y Bullrich.
La verdadera gestora del encuentro fue Vidal, liberada del condicionamiento que imponía la candidatura presidencial y decidida a tener puentes para destrabar una pelea que ponía en riesgo mucho más que la continuidad del PRO al frente de la ciudad: las encuestas marcan que la marca Juntos por el Cambio cae si sus dirigentes se siguen peleando y esa baja la capitaliza Javier Milei.
El último sondeo conocido fue el de la consultora Fixer, que en un relevamiento de opinión pública hecho entre el 27 y 30 de abril registró una baja del 6% en la intención de voto de JxC: pasó de 38% en marzo a 32% y se trató del peor desempeño de los últimos 15 meses. El declive de la coalición opositora favorece en un 100% a Milei, que creció 7 puntos (del 15% al 22%) de marzo a abril en intención de voto y absorbió también en un 50% la pérdida de apoyos del Frente de Todos.
En JxC ya dan por hecho no sólo que el líder libertario podría ser el candidato presidencial más votado en las PASO sino también que su partido, La Libertad Avanza, sería el que contaría con más apoyos del electorado. “En un mano a mano nuestro con Milei, en el ballotage puede pasar cualquier cosa”, se alarman en el comando de campaña de uno de los presidenciables de la coalición opositora.
Ese temor precipitó la primera reunión cumbre del PRO, que se hizo el 28 de abril en la casa de Jorge Triaca, en medio de una escalada de las tensiones entre el eje Macri-Bullrich y Larreta. En el segundo encuentro, con menos asperezas, pudo alcanzarse la definición sobre la interna porteña que habilitó el acuerdo alcanzado hace 24 horas. Ahora, en el partido creen que se evitó un escenario de pelea sin cuartel y que Larreta y Bullrich quedaron en condiciones de hacer la sintonía fina del pacto político. ¿Y si no logran? Allí, advierten, volverán a escena Macri y Vidal como “garantes” de la paz interna.
¿Vidal podría ser candidata a jefa de Gobierno si tuviera mejor intención de voto que Jorge Macri y Quirós? Algunos referentes del PRO deslizan que Larreta la quiere medir para poner su postulación sobre la mesa como una figura que podría asegurar el triunfo ante el radical Martín Lousteau. En el vidalismo insisten en que la ex gobernadora no quiere saber nada. Sólo está intentando, sin el peso de ninguna candidatura, acercar posiciones para evitar la debacle electoral. En la reunión realizada en su casa sólo hablaron de Jorge Macri y Quirós como postulantes, e incluso los dos son los únicos mencionados para la interna porteña en el documento firmado por Larreta y Bullrich.
Fue clave que la instancia de negociación pasara de los 8 dirigentes originales a sólo 4: entre tantos protagonistas era muy difícil ponerse de acuerdo, sobre todo cuando la mayoría no son imparciales en la pelea interna y agregaban una mirada sesgada que aportaba más fricción que voluntad de tregua. Ese fue justamente el pedido de Rodríguez Larreta cuando se llegó a la definición conceptual de que tenía que explorarse una solución consensuada para la interna de la ciudad de Buenos Aires.
Si el flamante clima pacificador perdura, hay quienes apuestan a que el diálogo Larreta-Bullrich permita que acuerden reglas de convivencia para la campaña. La guerra seguirá siendo inevitable si la jefa del PRO en uso de licencia sigue criticando a su rival por su supuesta falta de carácter para hacer los cambios a partir del 10 de diciembre o sus compromisos con las corporaciones de siempre. Lo mismo si, mirado desde la óptica bullrichista, desde las filas del jefe de Gobierno mantienen sus usinas informativas, financiadas por el aparato porteño, orientadas a erosionar a la ex ministra de Seguridad. Para Vidal, no se puede hacer campaña en JxC despedazando al rival interno porque el que pierda deberá defender públicamente al candidato ganador para tratar de que llegue a la Casa Rosada.
El acuerdo en el PRO, de todas formas, disparó algunos interrogantes. Aunque el larretismo intenta fortalecer la candidatura de Quirós en la ciudad, el ministro de Salud no termina de mejorar su intención de voto, mientras su imagen sigue siendo elevada. Por eso en el macrismo especulan que la aceptación de las encuestas para dirimir el candidato a jefe de Gobierno le brinda a Rodríguez Larreta una salida elegante para no bajar a su postulante o exponerse a una derrota ante Jorge Macri.
Desde las filas larretistas interpretan lo contrario: el entendimiento deja en claro que el primo del ex presidente no es hoy el único candidato del PRO, tal como era la pretensión del ex presidente. A la vez, destacan que el escenario en la provincia de Buenos Aires es favorable al jefe de Gobierno: Diego Santilli competirá en las PASO contra un contrincante bullrichista, pero “El Colo” sigue siendo el opositor que tiene mejor intención de voto en las encuestas del territorio bonaerense.
A Bullrich, definir un candidato propio a gobernador la expone a riesgos. Hoy debe hacerlo entre Néstor Grindetti, Joaquín de la Torre y Javier Iguacel, aunque ya nadie descarta que Cristian Ritondo, ya sin el plan presidencial de Vidal que lo contenga, sea finalmente el elegido, con los problemas que eso le puede generar con los postulantes que queden marginados e incluso con su tropa. ¿Cómo caerá que excluya a dirigentes que se jugaron por ella desde hace mucho y se quede con un “recién llegado”? El dilema es que Ritondo es, después de Santilli, el candidato que mejor mide en la provincia.
Un efecto inesperado del acuerdo en el PRO es que ya hay intendentes y dirigentes del distrito bonaerense que se están quejando de que en la provincia también tiene que haber un solo candidato a gobernador del partido para “no ser funcionales” a Axel Kicillof en las elecciones. Fue la postura previa del intendente de Junín, Pablo Petrecca, y referentes de la Cuarta Sección Electoral. En las últimas horas lo explicitó Emiliano Giri, presidente del PRO de Mar del Plata y Batán: “Y si Kicillof adelanta las elecciones, ¿qué hacemos? ¿Y a los intendentes, concejales, dirigentes y precandidatos de la provincia de Buenos Aires les preguntaron qué piensan? Si pudieron ponerse de acuerdo en CABA también pueden en la provincia. Métanle un poco de sentido común”, publicó en Twitter.
Ahora, para los presidenciables del PRO no sólo es todo un desafío consensuar el mecanismo de las encuestas que dirimirán al postulante a jefe de Gobierno. También deberán resolver quiénes los secundarán en la fórmula (¿serán cruzadas, con presencia de la UCR, o puras del PRO?) y las listas de candidatos a diputado nacional para conformar al resto de los socios de Juntos por el Cambio.
Las elecciones del domingo pasado prendieron una luz amarilla en el tablero opositor. Hubo un resultado aceptable en San Juan, donde Susana Laciar, una aliada de JxC desde el partido Producción y Trabajo, le ganó al peronismo las elecciones en la capital provincial. Y una sensación de derrota digna en La Pampa, provincia de tradición peronista en la que el radical Martín Berhongaray terminó segundo, a 5 puntos de Sergio Ziliotto, el gobernador del PJ que consiguió su reelección. Sin embargo, las apuestas divididas del PRO y del radicalismo en los comicios de Tierra del Fuego avivaron las diferencias internas: ¿qué habría pasado si en lugar de apoyar a distintos postulantes se hubieran puesto de acuerdo en unificar la oferta opositora? En Salta, Gustavo Sáenz fue reelegido con una diferencia de 30 puntos respecto del radical Miguel Nanni. Hay reproches en el PRO por no haber llevado un candidato propio: larretistas y bullrichistas se pasan facturas por el resultado. ¿Podrán Larreta y Bullrich coordinar una estrategia electoral en común para evitar más traspiés en el interior? Ya quedó en claro que la unidad opositora es una herramienta poderosa, siempre que se use.
Hay más temas que pondrán a prueba la capacidad de acordar de los postulantes del PRO: ¿Cómo será la incorporación del liberal José Luis Espert a JxC? ¿En carácter de candidato presidencial, como impulsa Larreta, o a la gobernación bonaerense, como preferiría Bullrich? ¿Y qué pasará con un posible acuerdo político con el peronismo “antigrieta” del gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, para avanzar hacia un “frente de frentes” con Juntos por el Cambio? ¿Hay que hacerlo antes de las PASO y arriesgar un triunfo de Luis Juez en las elecciones cordobesas o es mejor concretarlo después de las primarias? Todo esto también deberán definir Larreta y Bullrich en esta nueva etapa acuerdista. No es poco lo que lograron, pero aún no está claro si lo podrán sostener. Mucho menos, si servirá para impedir que Milei sea la pesadilla que le quitará el sueño a Juntos por el Cambio.