El líder de La Cámpora exigió a los albertistas que armen sus propias listas si quieren competir en las PASO.
Dos semanas después de que Máximo Kirchner les exigiera a los candidatos del Frente de Todos que piden definir las candidaturas en las PASO que armen una lista propia en la provincia de Buenos Aires, el embajador en Brasil, Daniel Scioli y la ministra de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz, buscarán dar una señal de firmeza desde Tres de Febrero, uno de los partidos más importantes del conurbano comandados por Juntos por el Cambio.
La última vez que se mostraron juntos fue hace dos semanas, durante una recorrida por una feria de la economía popular en la Plaza de Mayo con dirigentes sociales afines al Gobierno. Esta vez, el plan es trascender la General Paz y visitar la fábrica de una conocida marca de alfajores en Ciudadela. Ante los embates del camporismo y el massismo, que descreen de la PASO y buscan imponer un candidato único, el ex motonauta y la dirigente platense se encuentran embarcados en el armado de una estructura paralela para rivalizar con el gobernador Axel Kicillof, o con quien ocupe su lugar en la boleta si Cristina Kirchner le pide a su favorito, en el límite del cierre de listas, que vaya por la Nación.
Con escasísimo tiempo (faltan 25 días para la presentación de candidatos), Scioli abocó a esa tarea a dos hombres de su extrema confianza: su ex jefe de Gabinete, Alberto Pérez; y su ex vicegobernador, Gabriel Mariotto, que dialogan a diario con intendentes pero se reservan los nombres para evitar exponerlos. Hoy, la gran mayoría está alineada con Máximo Kirchner, que en 2021, después de dos años de conflictivas negociaciones logró ponerse al frente de la presidencia del PJ bonaerense. Mientras tanto, Tolosa Paz despliega las operaciones a través de su incipiente espacio, y reparte su tiempo frenéticamente entre visitas a los municipios de las principales secciones electorales de la Provincia.
La ministra todavía no confirmó con todas las letras si liderará la posible nómina, pero el lunes recogió el guante tras el intento de condicionamiento de Máximo Kirchner, que amenazó, durante un diálogo con intendentes del PJ, con excluirlos de la nómina de Kicillof si continúan con sus pretensiones para que los candidatos nacionales se definan en una PASO nacional.
“El jefe de La Cámpora dijo que no hay ningún problema con que haya PASO; que hay varios candidatos y llamó a que armen sus listas en cada distrito. (…) Yo vengo diciendo que voy a hacer lo que tenga que hacer. Salimos a armar en la Provincia de Buenos Aires con una estructura que está acompañando y juntando los avales necesarios construir legalmente todos los pasos y para presentar la lista”, reveló la ministra en una entrevista con Radio con Vos, y le respondió así al hijo de Cristina Kirchner, que le complicó la interna contra Florencia Saintout en La Plata en 2019 al habilitar nada menos que cinco listas para la Intendencia. Desde entonces retomaron el diálogo, pero hoy las circunstancias políticas vuelven a encontrarlos en veredas opuestas.
Por ahora, en el círculo de Tolosa Paz deslizan que su candidatura dependerá del escenario nacional, y sobre todo, de los dirigentes que efectivamente jueguen en el territorio más poblado. Si la cuadrícula electoral del FDT continúa tal como está planteada hoy, su rival sería el gobernador Axel Kicillof, el referente que mejor mide en las encuestas, no sólo puertas adentro sino en comparación con los candidatos de Juntos por el Cambio: el ex ministro de Seguridad porteño y diputado nacional por la Ciudad, Diego Santilli, que responde a Horacio Rodríguez Larreta; y el intendente de Lanús, Néstor Grindetti, la apuesta de Patricia Bullrich.
En ese caso, podrían impulsar una competencia “acordada” con el gobernador, para sumarle votos desde el centro del espectro ideológico que -dicen- representa Tolosa Paz. Sería un aporte que, si bien evitan admitirlo, luego debería ser retribuido con espacios para los propios en las listas para las generales a las que Kicillof tiene asegurado llegar. El caso sería distinto si el candidato fuera cualquier otro dirigente: dicen que, por fuera del gobernador, no hay otro dirigente que mida mejor que ella.
Tanto Scioli como Tolosa Paz están en alerta. Los “duros” advierten que podrían dejarlos afuera de las listas para las elecciones generales en la fijación de las reglas de juego de la alianza, donde tienen la lapicera Cristina Kirchner, que no se expidió sobre las PASO; el ministro de Economía, Sergio Massa, que quiere ser el único candidato; y el gobernador formoseño Gildo Insfrán, que se limita a decir, vagamente, que hará “lo que sea mejor para el peronismo”, pero podría tomar partido después de la reunión del próximo miércoles con sus pares del PJ para unificar una postura sobre la estrategia para los comicios primarios.
El destino para desembarcar en tierras bonaerenses fue elegido estratégicamente por su color político. Ávido por despegarse de los eternos roces con el camporismo, Scioli buscará empezar a confrontar con Juntos por el Cambio en un municipio comandado por el PRO, donde manda el larretista Diego Valenzuela. De hecho, tiene planeado privilegiar, en sus próximas visitas al conurbano, los distritos controlados por la oposición. Scioli repite en la intimidad que no hay forma de que lo bajen y que su candidatura sigue firme, a pesar de las trabas.