El Huevo Rondina, entrenador del Guapo, confirmó la decisión: “No puedo hacer concesiones, necesitamos gente que esté involucrada en el día a día”.
El 16 de abril, en ocasión del empate 0-0 ante Vélez, Ricardo Centurión jugó el último de sus diez partidos con la camiseta de Barracas Central. Aunque recién dos meses y medio después, Sergio Rondina, entrenador del Guapo, puso en palabras su situación. “Lamentablemente no creo que lo tengamos en cuenta. Es un jugador distinto que nos hacía mucha falta, pero actualmente cuento con soldados comprometidos que se tiran de cabeza”, subrayó el Huevo tras la resonante victoria ante River, líder de la Liga Profesional.
En realidad, esa “falta de compromiso” argumentada por el DT no había surgido en la previa del último partido. El hecho de que a Barracas no lo persigan las lupas que atienden el día a día de anteriores destinos del volante, como Racing, Boca o San Lorenzo, le permitieron al club mantener la coyuntura sin notoriedad.
“Está pasando un momento difícil. No está yendo a entrenar en estos últimos días”, declaró Carlos Arce, autor de uno de los goles ante el Millonario, diálogo con DSports Radio. Fue el primero en decodificar a qué se refería Rondina con “compromiso”. Según las fuentes consultadas por Infobae, son varios los entrenamientos a los que se ausentó. Una de ellas habló de “un mes, largo”.
“Necesitábamos que todos tengan la cabeza en Barracas, el compromiso tiene que ser el 100%. Es un gran jugador, vamos a sentir su pérdida”, agregó Iván Tapia en el mismo medio. No se trata de una voz más: es el referente del plantel, hermano del presidente, hijo del titular de la AFA.
De ser campeón con Racing y Boca a colgado en Barracas Central. De jugar en Europa y en San Pablo y estar a un paso de disputar un Mundial con la selección argentina en 2018 a dilapidar una nueva (¿la última?) oportunidad en la élite del fútbol argentino. Tan talentoso como inasible, el futuro del Wachiturro es una incógnita. Quizá el último entrenador que supo llevarlo a una buena versión, lejos de las polémicas, fue Gabriel Heinze en Vélez. Cuando se marchó el Gringo, sólo fue noticia por los conflictos. O por situaciones personales que continúan preocupando a su entorno y compañeros.
El fantasista llegó al Guapo a comienzos de 2023, a préstamo desde Vélez Sarsfield, donde no iba a tener lugar. Venía de un paso con roces en San Lorenzo. A los 30 años, la pelota le volvía a dar un pase quirúrgico a su habilidad. Pero otra vez dejó pasar la asistencia. “Es una decisión mía, hablada con los dirigentes. Es un jugador distinto, es un buen chico, pero yo no puedo hacer concesiones, necesitamos gente que esté involucrada en el día a día, hay chicos que hacen un esfuerzo muy grande. Lo he hablado con él en su momento. No es difícil de gestionar, no es mal chico, no es un jugador que te genere inconvenientes en el vestuario. Yo siempre fui claro desde el primer día. Le dije, si me tengo que pelear con alguien me voy a pelear con vos y no con 28, porque con uno no puedo jugar. Con eso ya está todo dicho. Todos tienen los mismos derechos. Y en un momento, sí, decidí descartarlo”, amplió su determinación el Huevo en ESPN.
* La explicación de Rondina sobre la decisión respecto a Centurión
La confesión confirma que Centu conocía las reglas. Y no las acató. Lo mismo le ocurrió en Racing, cuando se peleó en vivo y en directo con el Chacho Coudet, molesto por haber ido al banco de suplentes, en el momento en el que el orientador intentó mandarlo a la cancha en una derrota frente a River. O en San Lorenzo, cuando empezó a ralear sus presencias en las prácticas tras la despedida de Pedro Troglio, y tras una de sus ausencias se hizo viral un video de una noche suya de fiesta. Terminó apartado del plantel mientras negociaba su rescisión.
“Se borró”, ratifica una fuente con llegada a lo que sucede en Olavarría y Luna. El mismo informante remarca que es querido por el plantel, que hay consenso respecto de que es “muy buen pibe”. Y que “no se lo veía bien” las últimas veces que se entrenó con el grupo.
En los últimos años le tocó vivir emociones fuertes. En marzo de 2020, en plena pandemia de coronavirus, murió su novia, Melody Pasini, después de sufrir un paro cardíaco mientras manejaba su automóvil rumbo a Lomas de Zamora. En junio de 2021 fue papá de Emma junto a su pareja, Jenifer Lauría.
“Me cansé de la vida. Había agotado todo. Me sentía agobiado. Estuve con ataques de pánico, estuve desparecido varios días. Necesitaba irme de todo. No me soportaba ni a mi mismo, era difícil”, describió tiempo después de haber firmado con Barracas sobre cómo se sentía en 2022, sin la posibilidad de desenvolverse como futbolista.
Pero la historia volvió a repetirse. En medio del ruido por haber sido apartado del plantel, decidió hacer un posteo en su cuenta de Instagram. Eligió una imagen junto a la pequeña Emma, caminando por Puerto Madero. “Siempre de la mano, hija”, escribió.
Mientras, se habla de un posible ofrecimiento desde el fútbol de Bolivia. Tal vez, fronteras afuera, pueda reencontrarse con aquel Ricky Centurión de los bailes para celebrar los goles, el de las gambetas al destino.