El vicepresidente del BM, Carlos Felipe Jaramillo, se reunió esta semana en Buenos Aires con el futuro ministro de Economía y otros miembros del gabinete de Javier Milei.
El vicepresidente del Banco Mundial (BM), Carlos Felipe Jaramillo, mantuvo esta semana encuentros en Buenos Aires con el futuro ministro de Economía, Luis Caputo, entre otros funcionarios del presidente electo Javier Milei. El economista colombiano coincidió con el diagnóstico del Gobierno entrante sobre los importantes desafíos de la economía local, pero en particular con la necesidad de ajuste del gasto público y el ordenamiento de precios relativos.
De todos modos, el funcionario también se mostró preocupado por los actuales niveles de pobreza y, en particular, el agravamiento que podría generar corregir los desequilibrios de la macroeconomía, por lo que ofreció al equipo económico financiamiento destinado a atender la situación social.
Jaramillo sintetizó el saldo que dejaron los encuentros con funcionarios del futuro Gobierno: “Tuvimos buenas conversaciones, positivas. Coincidimos en el diagnóstico de que hay que atacar el problema fiscal, causa última de la inflación. Además expresamos nuestra preocupación por el tema de la pobreza y ofrecimos tanto asistencia técnica como financiación para programas destinados al área social”.
El vicepresidente de la entidad multilateral visitó esta semana, además de a Caputo, al próximo ministro de Infraestructura, Guillermo Ferraro, y la titular de Capital Humano, Sandra Pettovello, quien tendrá un papel fundamental en la economía que viene. El presidente electo avisó que la cartera de Pettovello será la única con “billetera abierta” ya que para las demás áreas la premisa será: “No hay plata”.
“La misión del Banco Mundial es ayudar a los países a reducir la pobreza. Lo hablamos francamente con el equipo de Milei. Argentina está en crisis, con un nivel de pobreza que creció 24% desde la pandemia. Tenemos una cartera grande de préstamos en muchas áreas, ponemos a disposición programas reforzados de atención social”, contó Jaramillo, quien ya había mantenido la semana pasada en el aeropuerto un primer acercamiento en el aeropuerto Ronald Reagan de Washington con el designado titular del Palacio de Hacienda y el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, en el marco de la gira realizada por Estados Unidos. La agenda de ambos había incluido encuentros con la subgerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Gita Gopinath, y el secretario adjunto del Tesoro norteamericano, Michael Kaplan.
Según detalló, la entidad actualmente tiene financiamiento vigente con Argentina por USD 8.600 millones de los cuales faltan desembolsar USD 4.500 millones. Sin embargo, está previsto que en 2024 ingresen USD 1.000 millones y el país deberá pagar vencimientos por cerca de USD 900 millones. El resto de los fondos llegará a lo largo de los próximos años, aunque existe la posibilidad de ampliar la cartera vigente e incrementar el fondeo “va a depender de las conversaciones”.
En ese sentido, el vicepresidente del Banco Mundial se mostró conforme con las definiciones que escuchó del equipo que encabeza Luis “Toto” Caputo. “Escuché que hay un deseo enorme de eliminar muchas de las distorsiones que están por toda la economía, que impiden el buen funcionamiento de los mercados, me pareció positivo. Y una fuerte intención de equilibrar las cuentas fiscales y de dejar de usar el Banco Central para financiarse con emisión monetaria, que también me parece muy positivo”, afirmó.
En cuanto a la dinámica fiscal, los técnicos del BM consideraron que la política fiscal de los últimos 20 años no contribuyó a la estabilidad macroeconómica. En un trabajo reciente señalaron que en solo cinco de los últimos 61 años hubo superávit fiscal, teniendo en cuenta Nación y Provincias, mientras que el gasto público promedio subió del 23% del PBI entre 2003 y 2015 al 38% del PBI en los últimos años. El resultado, advirtieron, fue una fuerte monetización de la asistencia al Tesoro y el incremento de la inflación.
La directora de la entidad multilateral para Argentina, Paraguay y Uruguay, Marianne Fay, dijo: “Esa suba de las erogaciones no contribuyó a mejorar la calidad de los servicios públicos”. “No hay una sola área en la que se pueden hacer recortes, pero sin duda los subsidios no se pueden mantener en 1,7 puntos del PBI. Se subsidia a la gente de mayores ingresos, hay que mejorar la focalización. El empleo público se lleva 10 puntos del PBI y hay zonas en las que eso intenta reemplazar la creación de puestos de trabajo de calidad”, añadió.
En esa línea, Jaramillo sintetizó: “Lo que es fiscalmente óptimo, en la Argentina es políticamente difícil de llevar adelante. No hay solo una categoría en la que haya que recortar”. El funcionario reconoció que inicialmente el ajuste del gasto y del precio del dólar oficial pueden generar un salto de la inflación en el inicio del nuevo mandato presidencial, aunque aseguró que si eso se realiza de forma “correcta” los precios se van a “estabilizar”. En medio de una pobreza que alcanza a casi el 45% de la población según la Universidad Católica Argentina (UCA) es que el vicepresidente del banco ofreció ayuda al nuevo equipo económico: “Hay familias que ya están en la pobreza y otras que pueden caer en ella el año que viene. Nos preocupa que los niveles se acentúen”.
El economista colombiano reiteró que es difícil crecer sin estabilidad, ni un “mercado de capitales fortalecido” y una economía “tan cerrada”. “La gente no quiere quiere poner sus ahorros en los bancos, prefiere sacar dólares y llevarlos afuera. El negocio de los bancos está muy regulado y las tasas de interés no las fija el mercado. Hay un deseo enorme de las nuevas autoridades de eliminar esas distorsiones y regulaciones”. Es por eso que destacó las “grandes oportunidades” del país para, una vez ordenada la macroeconomía, atraer inversiones en sectores como energía, minería, agro, turismo e industria.
Una de las diferencias que mostró Jaramillo con la visión de Milei es la necesidad de que el Estado financie obras públicas, que en muchos casos también se hacen con recursos de organismos multilaterales y, en particular, del Banco Mundial. El presidente electo amenazó en varias oportunidades con terminar con ese tipo de proyectos.
“Tenemos interés en acelerar y mantener muchas obras. Hay buenos modelos de participación público-privada pero que no superan el 15% del total en el promedio mundial porque hay algunas que no las haría el sector privado. En Argentina hay una brecha de infraestructura muy grande, es crítico para el crecimiento de la economía, por lo que el gasto en esa partida debería ser de al menos 4% del PBI que es duplicar el actual. Obviamente que entendemos que en un primer momento, si hay ajuste, eso no será posible”, señaló Jaramillo.
Respecto a la dolarización, ambos funcionarios del banco multilateral coincidieron en que “cada país decide su política monetaria” pero puntualizaron: “De ninguna manera eso sustituye la necesidad de ordenar las cuentas públicas”.