El choque se dio sobre Lugones: la Policía secuestró armas blancas, palos y piedras.
Es la historia de nunca acabar. No puede entrar al Monumental, pero en su intento de volver a copar la tribuna, la barra de River vuelve a dar de qué hablar. Y apenas comenzado el partido contra Argentinos Juniors se dio un enfrentamiento entre la facción oficial y la disidente en la colectora de la avenida Lugones, a la altura del Puente Labruna, que terminó con 30 detenidos y tres heridos. Uno de ellos es Alejandro Medina, el famoso Ale de Budge, líder del grupo del Sur del Gran Buenos Aires que hoy está en minoría dentro de Los Borrachos del Tablón. De hecho, todos los apresados son de su bando en un nuevo episodio que pone en alerta una interna que ya hizo correr demasiada sangre.
Las alarmas habían comenzado a sonar el sábado, cuando 25 hombres del grupo de Budge fueron a River a hacer un banderazo. Una especie de provocación y de mostrarse ante la dirigencia que los tiene a todos en derecho de admisión. En el club se llamó a la Policía, pero, cuando la fuerza de seguridad arribó, los barras se subieron a un micro y se fueron sin ser identificados.
Apenas se conoció la historia, el bando oficial, que es el que viene entrando en los partidos en el Interior y en las fechas de Copa en el exterior desde 2023, decidió que a la reunión habitual previa a cada encuentro de River en Monroe y Alcorta, se iba a sumar un banderazo. Todo estaba previsto para este domingo a las 16. Y convocaron a más de 400 barras, muchos de ellos nuevos, sin prohibición de ingreso, que van entrando de a grupos a la Sívori, aunque sin estandartes y sin hacerse notar demasiado.
En un momento dado, llegó el dato de que los de Budge estaban en un colectivo de la línea 28 en la Lugones, esperando para emboscarlos. Ahí, aparecieron dos versiones: una que viene de la barra oficial y asegura que le avisaron de la situación a la Policía porque no querían problemas; y otra que viene de la gente que realizó el operativo que dice que jamás sucedió eso. Como fuera, lo cierto es que cuando los de la barra oficial que pueden entrar se acercaron a cruzar el Puente, los de Budge con Alejandro Medina a la cabeza, y munidos de armas blancas, palos y piedras, salieron al cruce.
Y se dio la pelea, que dejó heridos a Medina, a su hijo y a otro violento más: los tres fueron atendidos en el lugar. Los 27 barras restantes subieron al colectivo para intentar escapar. Ahí, mientras los de la oficial sin admisión siguieron hacia la tribuna, la Policía detuvo el micro y todos los de Budge terminaron detenidos y a disposición de la fiscal de Eventos Masivos, Celsa Ramírez, que ordenó identificarlos y dejarlos adentro para ser indagados en las próximas horas.
“¡No deben quedar libres! Hoy nuestra Policía de la Ciudad detuvo a 30 barras de River que se enfrentaron cerca del estadio. Secuestraron palos, piedras, cuchillos y otras armas blancas. Con la Ley de Reiterancia, muchos de ellos podrían quedar tras las rejas, esperando el juicio (por tener al menos tres contravenciones previas) y no hubieran estado generando violencia hoy”, subrayó Jorge Macri, jefe de gobierno porteño.
¿Por qué no se pudo prever esta situación, teniendo en cuenta que el sábado había ido el grupo disidente a hacer una manifestación de fuerza al estadio? Algunos trazan la hipótesis de que había negociaciones para que la mayoría de la barra saliera del derecho de admisión y este choque abortaría cualquier intento. Otros que, como en cada nuevo cambio de gobierno, hay gente tratando de ver hasta dónde se pueden correr los límites.
Lo cierto es que, más allá de estas líneas de investigación, la pelea se recalentó. Hoy el grupo oficial está compuesto por la facción de Beccar de los hermanos Mauro, Leandro y Alexis Ferraras, ex laderos de Caverna Godoy, que más de un año atrás decidieron aliarse al Pato Ariel Calvici, al Clon Hernán Taboada y al Zapatero Alejandro Flores para conformar una nueva barra con la intención de volver a la cancha haciendo buena letra, como le prometían a la dirigencia y a la seguridad.
En ese marco, la nueva barra consiguió seguir a River en la Copa Argentina porque organiza AFA y también de visitante en la Copa Libertadores. Y volvió en la Liga cuando hubo neutrales, tanto en Santiago del Estero como en Córdoba. Pero en el Monumental, si bien se siguen juntando en Pampa y Alcorta a hacer la previa antes de cada partido, no logran ingresar aquellos que tienen el derecho de admisión. Pero, claramente, hoy están identificados como la facción oficial.
Del otro lado quedaron Guillermo Caverna Godoy, que salió de la cárcel a fin de 2022, y limó asperezas con Ale de Budge, quien siempre fue su grupo de choque. En abril del año pasado hicieron su presentación con un asado en un club de Mataderos, donde mostraron un poder de convocatoria de cerca de 300 hombres, muchos con vinculación con barras del Ascenso, pero con poco o nulo pasado millonario. Pero no conmovieron a nadie y de hecho en todo el semestre anterior no pudieron asistir a ningún partido.
Dada esta situación, decidieron que si ellos no podían, los otros tampoco. Y así se gestó, primero, hacerse ver por el club provocativamente el año pasado, sumar un banderazo en la estación de servicio que está frente al Monumental ayer por la tarde y, al final, viendo que nada surtía efecto; ir a buscar a la oficial antes del partido con Argentinos.
En ese marco se dio el choque de esta tarde y, conociendo el paño, difícil que termine acá. Porque Medina no es de olvidarse las cosas. Supo tener mucho poder en la tribuna de River cuando al mismo tiempo oficiaba como custodio en Camioneros en los actos de Hugo y Pablo Moyano. Manejaba al grupo de zona Sur de la barra y era, junto al de zona Norte que lideraban los hermanos Ferraras, los hombres de acción de Los Borrachos que lideraba Guillermo Caverna Godoy, y que terminaron cayendo tras un allanamiento donde se secuestraron todos los carnets de la barra un día antes de la final por la Copa Libertadores 2018 contra Boca, que terminó suspendida por agresión al micro visitante.
El famoso Ale de Budge había caído preso antes: en septiembre de 2019 en la previa de un partido contra Lanús, cuando junto a un grupo de 50 barras, estaba esperando la llegada de la otra facción para atacarlos armados hasta los dientes. Parecía que su momento había terminado porque además, mientras estuvo en la cárcel, se peleó con el resto de la barra porque aseguraba que no le habían pasado las atenciones correspondientes para mantener a su familia. Y cuando salió, no lo dejaron volver. Pero armó un grupo nuevo y quiere ir por todo. Ayer hizo su presentación habitual: con violencia. Porque pasan los años, pero los barras nunca cambian.