Guillermo De La Fuente, ex combatiente de Malvinas, estuvo presente en los estudios de Primero Bahía para hablar de lo que fue el comienzo de la guerra.
«Yo era personal de la Base, entré con 18 años. Lo mio era muy particular, me quedé casi en la calle, si bien no estábamos en situación de indigencia, mi viejo comía en los comedores estudiantiles. Estuve atento al sorteo porque estaba en la Base, en Radio Nacional dijeron 480 y sabía que entraba al ejército», comenzó diciendo De La Fuente.
Además indicó que «había terminado 5 año en el Industrial, me cortaba el 6 de Maestro Mayor de Obra, pero no me importó. Había pedido ser granadero, me quería ir a José León Suárez, yo era andariego, siempre me gustó salir, pasear, ir de campamento, para mi esto del ejército era una aventura».
«Me tocó la policía militar, a nosotros nos dijeron que íbamos a Malvinas. Cuando me presento el 2 de abril a la mañana, yo de Malvinas no sabía nada, esa batalla la ganamos los veteranos en la historia. En un momento veo movimiento y cuando salgo afuera a las 10 de la mañana, el principal Granados me dice «chanta vení para acá y me dijo parate en esa fila», cuando llegué me dijeron nos vamos a Malvinas, nos enteramos un rato después cuando separaron a la gente, fuimos 64 de la compañia y llegamos el 4 de abril», refirió el ex combatiente.
También afirmó que «éramos la culminación del operativo Rosario, Galtieri se fue de boca e hicieron algo improvisado, ellos llenaron la isla y se pudrió. Quienes vivían ahí, sobre todo las mamás preguntaban porque sus hijos. Nosotros manejábamos el correo, el combustible era de YPF, el gas era del Estado, el transporte era Lade, nosotros estábamos insertos ahí, ahora ya no hay nada».
«La gente nos respetaba porque los cuidábamos, los que no nos querían eran los soldados. En el primer bombardeo estaba en el gimnasio, dormíamos ahí con un grupo de soldados, que eran 7. Después del 1 de Mayo vino la compañía 602 donde estaba Aldo Rico, que eran comando de Ejército, no sabíamos nosotros que iba a haber un ataque, pero alguien sabía, porque nos pidieron dormir con las ropa puesta, borcegos puestos, con una manta poncho, otra manta y el casco puesto y el fusil en la mano», contó De la Fuente.
Para cerrar dijo que «la primera bomba cayó a unos 3km, despertó a todos el temblor, salimos corriendo a los pozos, manoteamos lo que teníamos y vimos todo el escenario que es como una película hoy en hd. Sentía muchas ganas de tirar, pero había muchos compañeros, sentí mucho miedo y después era como estar en un estudio de televisión, todo pasa ahí. Todas las noches a partir del 1 de mayo la flota inglesa bombardeó para que no podamos dormir, no había un rato para descansar, ni relajar y bañarte, cosas que vos te vas acordando de a poco».
«Estuvimos 78 días sin bañarnos, sin cambiarnos los calzoncillos, con las mismas medias, remera. El mismo primero ya vimos heridos, no hubo muchos gracias a Dios, pero ahí empezó la guerra, el 2 de Mayo. Nosotros a partir del 1 de mayo lo único que sabíamos y nos daba mucha alegría era que los días que había sol atacaba la fuerza aérea, pero después la información no llegaba, la primera víctima de la guerra era la verdad, no tenía tiempo de pensar en la información, pensaba si iba a volver», consideró.
«Tomábamos agua, de los charcos en los que hacíamos pis, todos los años en los grupos se repasa lo que hemos vivido, cuando llegamos, donde estuvimos, es una re experimentación constante y de esos días no me acuerdo nada más que eso de salir a tomar agua. Volví en un barco que nos dejó en Madryn, la parte militar no permitía que la gente se acerque a los camiones y demás», sentenció.
Sobre la familia dijo «me dijeron que me estaban buscando y yo pensaba en mi abuelo, me arrimo y era mi tío que se había dejado la barba, nos mirábamos, le digo tío, se agarró la cabeza y me dijo que te hicieron, cuando salimos para Bahía en el tren, llegué y me encontré con mi viejo que tampoco me conoció. A mi me daba vergüenza mirar porque habíamos perdido la guerra, era bronca, tristeza, mi viejo preguntaba por mi y no decía nada, yo me sentía incómodo, cuando llegamos al cuartel quería abrazar a mi vieja».