«Paulo decidió quedarse». Así le dejaron en claro a Olé que Dybala no se moverá de Roma, más allá de los millones, las polémicas, los runrunes y demases. La Joya estuvo a nada de firmar con Al Qadsiah, equipo de Arabia Saudita que le ofreció 75.000.000 de euros por tres temporadas, y muchos indicios hicieron pensar que estaba todo cerrado, sobre todo por las noticias que llegaban desde el corazón de Trigoria, el búnker de la Loba. Sin embargo, el argentino, que mantuvo el misterio hasta este jueves 22 de agosto, les avisó a los árabes y a los Friedkin (dueños del club italiano) que no se moverá de Roma.
Fue una novela que hizo mucho ruido en los alrededores del Coliseo y que parecía tener un final, aunque no tan feliz. Si bien el protagonista no habló ni dio indicios de cuál sería su definición, sí fue tapa y cara en los medios. Dybala no es uno más en Roma: es el jugador franquicia, el que vendió camisetas -rompió un récord que tenía Cristiano Ronaldo, nada menos- y el que patentó ese festejo Mask que hacen los niños en el Olímpico. Por eso es que su futuro era tema del momento.
La Roma de Daniele De Rossi se rearmó con nombres como Matías Soulé, jugador por el que pagó 25 millones de euros y que juega en la misma posición que Paulo (tirado por la derecha). Además, en el mercado pasado sumó a Tommaso Baldanzi (15 millones), otro zurdo con algunas características similares a la Joya. Es decir, el club invirtió fuerte en jugadores jóvenes, y no para tenerlos en el banco… Para colmo, De Rossi sentó a Dybala en el último amistoso previo al inicio de la Serie A y también lo puso de suplente en la primera fecha vs. Cagliari (0-0), aunque para este tiempo los rumores de su salida eran cada vez más fuertes.
Con sus representantes en Roma, pero también hablando mucho con su pareja Oriana y su familia (su madre también viajó a la capital italiana), el cordobés de 30 años se preguntó internamente qué hacer ante semejante oferta, con el contexto de una nueva Roma en construcción y con el visto bueno de los dueños del club de liberarlo: es el salario más alto, aunque también su cara más marketinera.
Con todo eso en su cabeza, hasta con una cena con Leandro Paredes y Soulé que parecía de despedida, Paulo definió como lo hace en la cancha: golazo al ángulo para los hinchas de Roma, que durante esta semana le pidieron por todos lados que se quede. Hasta le llevaron regalos a la práctica. Y algunos quieren que le den la mítica 10 de Francesco Totti, esa que no se usó más.
«Gracias Roma, nos vemos el domingo», publicó Dybala en sus redes, con un video que mostró desde su inolvidable llegada con miles de tifosi en el Palazzo della Civiltà a goles y festejos con la maglia romana. Estuvo muy cerca de irse, sí (hasta había vaciado el casillero en Trigoria), pero algo lo hizo cambiar de opinión. ¿Qué? El cariño de los hinchas, la opinión familiar para quedarse en la Ciudad Eterna y, de paso, que Scaloni siga mirándolo en una liga top.