En su quinta visita al país, el beatle tocará el sábado y domingo en el Monumental de Buenos Aires y el 23 en el Kempes de Córdoba.
Hay un beatle en Argentina y como cada vez que sucede, la música gira en torno a él. Sir Paul McCartney llegó a nuestro país procedente de Montevideo, donde comenzó este tramo del Got Back Tour. Es la quinta visita del bajista, a más de tres décadas de la primera, con las pasiones renovadas. El sábado 5 y domingo 6 tomará por asalto el Estadio Monumental para hacer vibrar a sus fanáticos con más de treinta canciones y casi tres horas de show, y el 23 será el turno de Córdoba, en el Mario Alberto Kempes. Por estas horas, aguarda en tensa calma en el cuarto de su hotel, mientras los fanáticos, cada uno a su manera, trabajan para dominar las ansiedades y los nervios.
El músico de 82 años llegó en la madrugada del miércoles en el marco de un despliegue solo reservado a las grandes estrellas. Una flota de vehículos de alta gama y estrictas normas de seguridad lo trasladaron al hotel Four Seasons ubicado en la zona de Recoleta. Y desde ese momento empezaron a circular un clásico de este tipo de visitas: los curiosos pedidos, esas excentricidades reservadas a las grandes estrellas del espectáculo, que pocas lo merecen tanto como él.
Según trascendió, el beatle viaja acompañado de su chef personal, encargado de preparar menús vegetarianos no solo para él y su esposa, Nancy Shevell, sino también para su equipo. Entre las solicitudes alimenticias de McCartney se encuentran una variedad de frutas de estación y verduras, incluyendo opciones como el repollo chino y el Cavolo Nero. Además, ha solicitado 50 filetes de “pollo falso”, 60 salchichas vegetarianas, hamburguesas veganas, tofu y arroz integral. En cuanto a las bebidas, su lista incluye una selección de leches que abarca desde la de vaca hasta alternativas vegetales como avena, soja, arroz, almendra y coco.
El autor de “Yesterday” también ha requerido bagels al estilo neoyorquino, barras de chocolate y alimentos orgánicos. Su selección de bebidas es igualmente variada, incluyendo agua mineral italiana, té japonés, cervezas de diferentes marcas, licores, vinos y tequilas. Además, uno de sus requerimientos habituales es un piano en su habitación de hotel, lo que le permite tocar en su tiempo libre. Además, trascendió que el bajista tiene en mente repetir la experiencia de 2019, cuando en su última visita al país se lo vio paseando en bicicleta por la zona de Palermo.
Mientras tanto, sus fanáticos se agolpan en la vereda del Four Seasons con la ilusión de ver pasar, o al menos asomarse, o aunque sea respirar casi el mismo aire que la leyenda británica. Cualquier camioneta con vidrio polarizado, cualquier hombre vestido de negro es pasible de estar vinculada al universo de McCartney a quien a todavía no se vio en las calles de la ciudad.
Habrá que ver si en las próximas horas el autor de “Live and let die” se anima al circuito habitual del turismo porteño. De movida, y dada su militancia vegetariana, las parrillas clásicas están descartadas. ¿El mercado de antigüedades de San Telmo? ¿Algún boliche para bailar tango? Su reconocido espíritu jovial y la vitalidad que demostró en su estadía montevideana empujan a pensar en que no se quedará todo el tiempo tocando el piano en su habitación. Y aunque suene a expresión de deseos, suns fanáticoss no pierden las esperanzas.