Editorial de Miguel Donadío.
La AFA tomó las peores prácticas de la política del conurbano y obviamente la consecuencia es la gran decadencia que vive el deporte más popular del país. Igual que los barones del conurbano, quienes gobiernan cómo dictadorzuelos por años los distritos bonaerenses sumidos en una pobreza estructural, la AFA desde 1979 a la fecha ha tenido solo dos presidentes electos: Julio H. Grondona, el rey de la corrupción y su heredero, más ordinario, pero igual de corrupto, Claudio Tapia. Organizaron un sistema electoral amañado donde votan un número clausus de clubes de todo el país, la mayoría AFA dependientes, sin cuyo concurso no podrían sobrevivir en forma independiente, por tanto, viven bajo el yugo extorsionador de la AFA.
Los recursos se manejan a discreción para esclavizar clubes y dirigentes. La institucionalidad en alto grado descontaminación. A eso, le suman la “compra” de voluntades a través de los viajes en hoteles cinco estrellas para seguir el derrotero de la Selección Nacional de dirigentes de clubes modestos que en lo personal no tienen ninguna chance de darse esos lujosos gustos futboleros. Y por si el sistema corrompido para cooptar votos de clubes pequeños que tienen el mismo derecho electoral que cualquiera de los grandes, algo totalmente ridículo, no fuera suficiente ahora con brutalidad aparece el direccionamiento de arbitrajes también manejados desde los sótanos del poder de la AFA.
La decadencia argentina es tan grande que ya damos por sentado cualquier cosa. Lo anormal nos parece natural. La decadencia institucional y moral del fútbol argentino pasó a ser algo natural. No resultó intrascendente que otra vez los brasileños llegaran a la final de la Copa Libertadores de América, de alguna manera, el máximo torneo sudamericano, lo que habla a las claras de nuestros fracasos; ya estructurales.
El país que desde que irrumpiera Diego Armando Maradona allá por fines de los años 70 y continuara hasta hoy día con Lionel Messi tiene como activo desde hace más de 50 años al mejor jugador del mundo; pero la organización de nuestro fútbol es de región subsahariana. Además de los citados exponentes nuestro país es líder mundial en producción de talentos en materia futbolística, jugadores y técnicos.
Para tomar alguna dimensión del desastre nacional, el Real Madrid de España, uno de los clubes más importantes del mundo, liderado por uno de los dirigentes más clarividentes del planeta, Don Florentino Pérez, facturó este año alrededor de 1.000 millones de euros de ingresos. No quiero preguntar cuánto facturaron todos los clubes de primera de nuestro país. Explíquenla como quieran.
Nuestro país, si tuviera dirigentes de categoría en la conducción de la AFA, tendría que tener un proyecto al estilo de las grandes ligas de Europa a las que sólo les tenemos para envidiar sus dirigentes porque los jugadores, los técnicos y los fanáticos los tenemos. La cultura de la pobreza de los clubes de fútbol, propia de nuestra dirigencia obtusa y corrupta, nos ha sumido en esta gran decadencia.
Sólo les interesa conservar el poder a través de la trama putrefacta reseñada y poco les importa si los clubes son pobres y por ende si los jugadores tienen sueldos de hambre en comparación a las grandes ligas europeas.
Dirigentes de la talla de Juan Sebastián Verón (Pte. Estudiantes de La Plata), Jorge Pablo Brito o Jorge D´Onofrio (Presidente y Ex Presidente de River Plate), Víctor Blanco (Pte. de Racing Club), Andrés Fassi (Presidente de Talleres de Córdoba), u otros de nivel, son quienes tienen el perfil, la formación y la visión para transformar el fútbol argentino y superar la decadencia en la que se está desde hace tantos años.
El caso de la selección argentina, que a todos nos enorgullece, nada tiene que ver con la AFA, ya que todos los jugadores se van desde muy jóvenes e integran los grandes equipos del mundo quienes son los que los asesoran, los entrenan, los contienen y se ocupan de ellos.
Si el fútbol argentino sigue con los Chiqui Tapia de la vida y bajo el entramado corruptelar que lo gobierna lo único que vamos a lograr es seguir estancados para siempre. El fútbol argentino merece por su gran historia una gran transformación. Que los mediocres no nos hagan creer que no se puede.
Dr. Miguel A.R. Donadío. DNI.18.511.284