El mensaje de Cáritas reforzó la postura que el nuevo titular de la CEA planteó poco tiempo atrás.
El mensaje fue entre líneas. Colocado con sutileza en el contexto de la Navidad, pero con una carga crítica bien marcada. La Iglesia Católica volvió a darle señales de alerta al gobierno nacional por la cantidad de pobres que hay en la Argentina.
La carta publicada ayer por Cáritas, en la que sus autoridades plantearon que “en este 2024 la pobreza y la indigencia de los niños y adolescentes es dramáticamente delicada”, marca el cierre de un año donde el vínculo entre las partes fue sinuoso y, por momentos, conflictivo.
A lo largo del 2024, la Iglesia ha reiterado en varias oportunidades su preocupación por los niveles de pobreza, que crecieron exponencialmente como consecuencia de las políticas económicas implementadas por el Gobierno. El 50% de los argentinos son pobres.
La grave situación social generó múltiples cuestionamientos de los sacerdotes a la gestión de gobierno, pero, sobre todo, a la forma en la que sus funcionarios y el Presidente abordaron temas delicados como el desempleo. El trato está lejos de ser fluido. Más bien es una relación marcada por la tensión y los mensajes encriptados.
“La falta de trabajo es un tema sensible para cualquier familia y el Gobierno comunicó los despidos como si fuera un hecho festivo. En esas posturas diferimos mucho”, explicó un sacerdote con largo recorrido en una parroquia del conurbano bonaerense.
La cúpula eclesiástica siempre cuestionó la “insensibilidad” del gobierno de Javier Milei para tratar temas vinculados a la economía familiar, la atención de los merenderos y comedores, y el trabajo de las organizaciones sociales en el territorio. Especialmente en los barrios más pobres de Buenos Aires.
La pobreza infantil fue uno de los temas centrales de la carta de Cáritas, donde en que el panorama es “dramáticamente delicado”, y resalta la necesidad de que la sociedad dé una respuesta solidaria. El mensaje, claro está, es para quienes conducen los destinos del país.
La semana que viene, en el tiempo de las fiestas, es probable que el nuevo titular de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), brinde un mensaje en su primera Navidad al frente del máximo organismo de la Iglesia. Es probable que siga la misma línea que el que firmaron los monseñores Gustavo Carrara, Roberto Álvarez y Enrique Martínez Ossola, a cargo de Cáritas.
Colombo arrancó su gestión con un mensaje muy contundente para la Casa Rosada. “Los ajustes no pueden hacerse a costa de los jubilados o de los más pobres, es con la gente adentro”, dijo en una entrevista con Infobae un mes atrás. Una clara muestra de por dónde transitará su liderazgo.
Para la Iglesia el Gobierno nunca abarcó con empatía los problemas de los pobres. No hubo preocupación, sino cierto sarcasmo en las expresiones públicas, que generó un vínculo distante y protocolar, atravesado por críticas de los sectores más combativos de la Iglesia, como la línea de curas villeros.
En contrapartida, la cúpula de la Iglesia tuvo una buena novedad con el desembarco de Nahuel Sotelo en la Secretaria de Culto en reemplazo de Francisco Sánchez, con el que el ex titular de la CEA Oscar Ojea no se hablaba. La situación cambió para mejor con el arribo de Sotelo, que hoy es el principal puente entre la conducción eclesial y Balcarce 50.
El nuevo secretario de Culto es el que está gestionando cuándo será el próximo encuentro entre los principales integrantes de la CEA y Javier Milei, que podría concretarse en marzo del año que viene. No hay fecha pautada. Solo un momento aproximado.
La intención de los obispos era reunirse la semana pasada para darle al Presidente el tradicional saludo de Navidad, pero por cuestiones de agenda no se pudo cumplir. La Iglesia pidió que sea en el que la comisión ejecutiva de la CEA esté en CABA – todos son del interior del país – y ese momento coincidió con el primer aniversario del gobierno libertario y el viaje de Milei a Italia.
Milei se reunió una vez con la cúpula de la Iglesia. Fue el 12 de marzo en la Casa Rosada, cuando los obispos le plantearon su preocupación por la situación económica y el impacto de la crisis en los sectores más humildes. Diez meses después el mensaje es el mismo.