Marina Etchehun, del Colegio de Farmacéuticos, habló con Primero Bahía sobre las recetas electrónicas.
«A partir del 1 de enero se implementó de forma obligatoria la receta electrónica, en lo que es provincia de Buenos Aires continúa con la de papel, hubo mucha confusión entre los propios médicos para poder preescribir, lo mismo que las obras sociales que no informaron si contaban con alguna plataforma, provincia no adhirió por eso sigue siendo útil la receta de papel», comenzó contando Etchehun.
También consideró que «la receta electrónica es muy práctica, de fácil acceso, permite no cometer tantos errores, pero va demasiado rápida la tecnología y los sistemas quedan adaptándose, distintas plataformas tienen otra manera de subir las recetas. Dentro de lo que es el sistema hay algunos inconvenientes, por ejemplo si el paciente necesita una tableta de 10 y la caja es de 30, no se puede modificar, no permite sustitución».
«La provincia manifiesta que tiene que haber una contingencia en los casos en que el paciente no tiene internet o dispositivo móvil inteligente, el acceso de la salud tiene que ir más allá del avance tecnológico. Para mucha gente es más fácil porque implica que el paciente no tiene que ir al consultorio y esperar la receta de papel, pierde la practicidad cuando el paciente tiene que mandarnos la receta a nosotros para imprimir y no tiene sentido eso», consideró la integrante del Colegio de Farmaceúticos.
Para cerrar dijo que «no hay resistencia por parte de los pacientes, solo hay inconvenientes cuando no se puede bajar la receta, enviarla y demás, se pierde el objetivo del mostrador que es atender ante una cuestión de medicina y no sobre usar el celular. Se siguen aceptando las recetas en papel y electrónicas, algunas piden imprimir las recetas. Sobre fin de año y haciendo un balance del 2024 teníamos una reducción del consumo no solo en medicamentos sino también en otros elementos, en venta libre se habla de un 5 o 6% y en lo que es de receta es un poco menos».