Dalma Nerea Maradona declaró hoy en los tribunales de San Isidro como testigo en el juicio donde se debaten las circunstancias que rodearon la muerte de su padre, Diego Armando Maradona.
A poco de comenzar a declarar bajo juramento de decir la verdad y de apuntar hacia el neurocirujano Leopoldo Luque, la psiquiatra Agustina Cosachov y el psicólogo Carlos Díaz, tres de los imputados juzgados por homicidio simple con dolo eventual, sostuvo: “Nosotras avisamos seis meses antes que mi papá no estaba bien”.
Sobre Luque, Cosachov y Diaz, Dalma afirmó: “Ellos tres siempre decían que mi papá era un paciente complejo; entonces yo les dije que se fueran y buscábamos otros, pero nunca se fueron”.
Dalma es la segunda hija de Maradona que declaró como testigo ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N°3 de San Isidro. El 25 de marzo pasado declaró su hermana Jana y apuntó también contra Luque.
Sobre la internación domiciliaria que se decidió para Maradona después de que fuera operado de un hematoma subdural en la cabeza, Dalma contó: “Luque, Cosachov y Díaz, nos dijeron que ellos iban a seguir siendo el cuerpo médico de mi papá y que Swiss Medical se iba a ocupar de la aparatología”.
La testigo recordó que cuando su padre todavía estaba internad en la Clínica Olivos le dijo a Luque que “si no sentía que estaba a la altura que dejara de ser el médico de mi papá y sea solo su amigo”.
La hija del Diez afirmó que su primer cruce con el neurocirujano fue, poco después de la operación, cuando vio la foto de él con su papá con el camisolín y la venda en la cabeza.
“Mientras estuviera internado en la Clínica Olivos, Gianinna, Janna y yo nos turnábamos para estar siempre con él. A nosotros nos prometieron una internación domiciliaria que nunca sucedió. No me dieron ninguna respuesta cuando pedí que se sumara un médico clínico”, sostuvo Dalma.
“A mí nunca me terminó de cerrar Luque, pero jamás pensé que iba a hacer algo en contra de mi papá o que le hiciera mal. Luque me dijo que en la casa iba a ser lo mismo que si mi papá estuviese en la Clínica Olivos”, dijo.
Sobre la casa alquilada del barrio privado San Andrés, en Benavídez, en Tigre, donde Maradona fue trasladado después de la operación en la cabeza, Dalma explicó: “Mi hermana Gianinna le pasó tres casas y la hermana [por Vanesa] de Morla [por el abogado y apoderado de Diego de nombre Matías] le dijo que era mucho. Mi hermana le respondió ‘mi papá tiene que vivir como un rey’”.
Para Dalma, el entorno de Diego llamó a Jana para que firmara el contrato de alquiler porque “si nos llamaban a Gianinna a mí, nosotras no íbamos a firmar”.
Tras las preguntas de Patricio Ferrari, uno de los fiscales generales adjuntos de San Isidro a cargo de la acusación pública, tomó la palabra Fernando Burlando, abogado de Dalma y Gianinna. En ese momento, la hija de Maradona se quebró y comenzó a llorar.
La adicción y el alcohol
“Yo estuve al tanto de las adicciones de mi papá. Por suerte pudo recuperarse de su adicción a la cocaína y creo que mi hermana y mi mamá fuimos parte de eso”, dijo entre lágrimas.
“Cuando ocurre lo de Punta del Este (donde le salvaron la vida) nos enteramos de que era un paciente cardíaco y que desde ese momento tenía que cambiar su forma de vida. Después de eso, estuvo mucho tiempo muy bien de salud”, resaltó.
Luego recordó: “Me consta que comenzó a tener problemas con el alcohol. Tuvo varios médicos durante su vida. La diferencia de lo que mucha gente pueda pensar, era un papá muy presente. Siempre fue muy amoroso con Gianinna y conmigo. A pesar del problema que él tenía, con la cocaína, las tres lo acompañamos y pudo salir”.
“Al final mi papá tenía momentos en los que se perdía. Si estábamos en videollamada, no sabía con quién estaba hablando y, en el último tiempo, se nos cortó todo tipo de contacto”, aseguró.