Roberto Grill, uno de los sobrevivientes al bombardeo que terminó con el hundimiento del Crucero ARA General Belgrano, estuvo presente en los estudios de Primero Bahía para conmemorar este día.
«A mi me salvó tomar la guardia a esa hora porque fue cuando se produjo el primer impacto, era un crucero que estaba fabricado para durar 5 horas ante un hundimiento y duró 53 minutos. Yo estaba en el Puente de Comando cuando tomé la guardia a las 4 y tenía mucha relación con el Comandante. Yo elejí defender a mi país, cuando pega el primer impacto fue una explosión tremenda, lo desplazó hacia la derecha, y a los 10 o 12 segundos pego en la proa y la voló, cuando te das cuenta lo que significa es tremendo, como que despertás de golpe, entre radio 2, máquinas y soyado, murieron más de 200 personas», comenzó diciendo Grill.
Además refirió que «tirábamos la bengala y se apagaba, hacía 10 grados bajo cero, teníamos olejaje de más de 8 metros y vientos a 120km/h, estábamos lejos, quisimos ir a puesto de combate pero lo primero que se hizo fue determinar lo afectado que estaba el buque, cuando estás en puestos de combate nadie como ni duerme, nos mantuvieron varias horas con amenaza de aviones».
«Tacher sabía que era un golpe muy importante, de esos 323 fallecidos, la mitad falleció en cinco minutos. Se hacían entrenamientos constantes, la Armada nos capacitó con un entrenamiento de tarde y de noche, no teníamos comunicación con los demás buques porque se cortó la electricidad, tirábamos bengalas pero la llovizna la apagaba, yo lleve mi bolso a la balsa 11 y cuando vimos que había gente que no podía llegar a su balsa volvimos para poder ayudarlos, algunos nos quemamos debido al calor que pasaba. En las prácticas nos habían dicho que se podía resistir 8 horas y nosotros estuvimos más de 34 horas, cuando impactan los torpedos se terminaron los grados, éramos todos compañeros y nos ayudábamos entre todos, cuando tuve miedo alguno me dio una mano y cuando le pasó a otro lo habré ayudado yo», consideró el ex combatiente.
Para cerrar dijo que «teníamos que inflar las balsas y duraba una hora inflada, había agua dentro de la balsa, orinabamos adentro de una jarra para poder mantener el calor y la íbamos pasando entre todos, a la noche no sentíamos los pies, nos masajeábamos, éramos hermanos ayudándonos a sobrevivir, con Nilo nos ayudamos en la tarea que nos dieron, teníamos líderes. Tuvimos la suerte que el crucero se llenó de agua, fue muy noble con nosotros, una vez que ayudamos a nuestros compañeros nos tiramos en las balsas que pudimos, yo no estaría vivo si no fuera por mis compañeros».
«A todos nos agarró miedo, tuvimos momentos que necesitábamos la ayuda de nuestros compañeros, el lunes a las 10 de la mañana vimos el primer avion y eso nos dio ánimos, cuando creí que no daba más, le dije al comandante que lástima que no le dije a mi mamá muchas veces más que la quería mucho, pero aprendí en esa balsa más que lo que aprendí en la vida, éramos hermanos. Oscurecía a la tarde y amanecía tarde, se habla de todo y una de las cosas que hay que hacer es no dormir, porque se bajan las pulsaciones y te congelás más rápido, a las 22hs vimos la primera luz y se contestó esa luz y a la una y pico llegó el Gurruchaga, pidieron cortar en cruz la lona e hicieron subir a cada uno dependiendo el grado de lesión que teníamos, yo subí séptimo», afirmó Grill recordando ese día.
Para cerrar dijo que «en lo personal siempre digo que hay que escuchar la versión de cada uno de los integrantes para que cada uno saque sus conclusiones. A mi me preguntan si lloré y lógico, también me reí, nos abrazábamos, no hubo Rambo en Malvinas, todos tuvimos miedo, seguro tuvimos un poco de coraje, yo aprendí a no ser agresivo, que en una balsa no importa quien es de Boca o River, hay que buscar lo que nos une. Cuando la ví a mi mamá la abracé y le dije que la quería».