Los compromisos por importaciones de bienes se ubica en USD 43.000 millones, un valor que duplica el stock promedio de las últimas décadas y del que dos terceras partes son compromisos exigibles de corto plazo.
La deuda comercial por importaciones de bienes se ubica en USD 43.000 millones, un valor que duplica el stock promedio de las últimas décadas y del que dos terceras partes son compromisos exigibles de corto plazo. En el marco actual de incertidumbre cambiaria, escasez de reservas y restricciones de acceso a divisas para pagar a proveedores, se trata de una de las principales preocupaciones de las empresas argentinas. La Unión Industrial Argentina (UIA) ya le transmitió al Gobierno la necesidad de regularizar lo más rápido posible la situación de las pymes, para luego sentarse con las grandes compañías por sus compromisos con casas matrices, fundamentalmente en el sector automotriz, y comenzar a normalizar la carga de manera gradual a partir del año que viene.
El ministro de Economía y candidato presidencial, Sergio Massa, visitó la sede porteña de la UIA el martes de la semana pasada en donde además de las definiciones como eventual futuro presidente también se habló del Sistema de Importaciones de la República Argentina (SIRA) y la deuda de los importadores. Según pudo reconstruir Infobae hubo un pedido de los industriales por aliviar en el corto plazo la situación de las pymes. “No son muchos dólares pero hay empresas a las que les cortaron las entregas por retrasos en los compromisos. Las SIRAs salen, pero el Banco Central retrasa el acceso al mercado de cambios para pagar”, explicaron desde la entidad.
“Después hay que ponerse a trabajar con la deuda de grandes empresas con casas matrices, la intercompany, que representa más de la mitad del stock y la que se tomó con proveedores internacionales. Entendemos la falta de divisas que enfrentamos y por eso planteamos un camino para normalizar la situación a partir de 2024″, destacó una fuente de la casa fabril con conocimiento del tema.
En ese sentido, la última encuesta realizada por la UIA entre sus socios arrojó que en agosto el 71% de las empresas relevadas, incluyendo pymes, registró dificultades en la aprobación de las SIRAs mientras que en abril eran el 58%. Los tiempos de habilitación empeoraron para el 80% de los consultados y el 77% presentó inconvenientes para afrontar pagos a proveedores.
Históricamente siempre hubo una porción de las importaciones que se financiaron con plazos de pago relativamente razonables, aunque el nivel actual se encuentra muy por encima del habitual y el acortamiento de los plazos de pago complican la planificación de muchas compañías. Al calor de la profundización de la escasez de reservas y la profundización de las restricciones al comercio exterior, el monto flotante mostró un quiebre desde el 2022 hasta la fecha.
Un informe de la consultora Romano Group en base a datos del BCRA detalló que la deuda comercial asciende a USD 54.000 millones, de los cuales USD 43.000 millones corresponden a importadores de bienes y USD 11.000 millones de servicios. El incremento que mostraron ambos stocks desde diciembre de 2021 fueron 96% y 30%, respectivamente.
La consultora Invecq comentó que al analizar la composición de esa deuda, pero con foco en bienes, el principal acreedor son las propias empresas con más de la mitad del total (USD 28.442 millones). “Luego le siguen los propios proveedores (36%); y, muy por detrás, los bancos privados (3,8%) y gobiernos u organismos internacionales (0,3%)”, precisaron.
El nivel habitual, entre diciembre de 2007, muestra que el promedio de dólares adeudados por importaciones que esperan ser pagadas es de USD 21.800 millones. Y eso solo contando bienes. La deuda por bienes, entonces, es hoy del doble de lo habitual. Esos sectores que hicieron compras en el exterior y no pudieron pagarlas son muy fácilmente identificables: el 70% del stock adeudado corresponde a la industria manufacturera, principalmente, y al sector de comercio y automotor, en segunda instancia.