La vicepresidenta toma distancia de su gobierno y La Cámpora presiona con temas que la enfrentan a Alberto Fernández y sus aliados.
Cristina Kirchner esta semana jugó fuerte. Con dos tuits, intentó dejar en claro que no es la mano detrás de la mano que mueve las piezas del oficialismo. En el ajedrez del poder, la vicepresidenta mostró distancia de su gobierno y planteó que se gestiona, incluso, en contra de sus ideas. Mientras se diferencia, apuesta por el bono de emergencia y la anulación de las PASO como alternativas para evitar el año que viene un colapso electoral.
Es una fractura expuesta que ocurre en un contexto signado por la irrupción en el escenario público de más de 900 mil “desamparados”. Ciudadanos que no tienen ingresos formales, subsidios ni contención efectiva del Estado y que corrieron en cuatro días a anotarse en la ANSES, para recibir 22.500 pesos en noviembre y otra suma similar en diciembre. Se llama “Refuerzo Alimentario” y opera como un virtual IFE 5, ese ingreso de emergencia que se otorgó en lo peor de la pandemia.
Cristina publicó en Twitter dos mensajes en los que calificó de “francamente inaceptables los aumentos que autorizó el Gobierno” en la medicina prepaga y resaltó que esa decisión la tomó Alberto Fernández pese a que, “oportuna y reservadamente, manifestamos nuestra opinión contraria”.
Esos tuits son el antecedente para entender otras intervenciones de CFK, que confrontan con las posiciones del presidente y sus aliados: los movimientos sociales -principalmente el Evita de Emilio Pérsico y el “Chino” Navarro- y la CGT, donde sobresalió el alineamiento con el presidente de Hugo Moyano (cuando hace 10 días, Pablo se abrazaba con Máximo Kirchner en Plaza de Mayo).
Interlocutores con acceso al despacho del Senado reconocen que en esos tuits la vicepresidenta decidió exponer que no es ella la que maneja la lapicera. La crítica abierta al aumento de ese servicio típico de clase media fue el anticipo de una diferenciación que se coronó con dos planteos que se entienden -aunque no se agotan- en clave electoral: la eliminación de las PASO y el pago urgente de un bono para recomponer los ingresos más bajos.
La urgencia del bono
Fue el ministro del Interior, Eduardo “Wado” De Pedro, el que planteó los dos tópicos que más distancian a Cristina Kirchner de Alberto Fernández. El presidente, que había estado el día anterior en el mismo lugar -los estudios de El Destape, de Roberto Navarro- y la misma silla, había rechazado ambos planteos. Sin embargo, el titular de la cartera política insistió con la necesidad de otorgar el bono para los que más sufrieron la pérdida del poder adquisitivo del salario y eliminar las PASO, que se crearon por impulso de Néstor Kirchner en 2009, durante el primer mandato de la actual vicepresidenta.
El pago del bono divide aguas de manera profunda entre la Casa Rosada y la presidencia del Senado. Alberto Fernández reitera que una decisión de ese tipo podría afectar las paritarias como herramienta para recomponer los ingresos de los trabajadores. “Se pueden romper todas las escalas salariales. Los gremios nos dicen: dejame que esto lo arregle yo, no te metas vos”, explicó el presidente y agregó un dato: de la franja de salarios de menos de 90 mil pesos, el 60% son empleados municipales, que dependen de los intendentes.
Como después planteó con las PASO, De Pedro opinó lo contrario que el Presidente y reveló que Cristina Kirchner y el ministro de Economía, Sergio Massa -que también ideó el refuerzo alimentario- “están pensando en una suma fija para que aquellos que perdieron con la inflación puedan recuperar su nivel de consumo”. Hasta habló de “achatar la pirámide” salarial.
Se trata de una divergencia que se arrastra desde principios de año y que la presidenta del Senado no parece dispuesta a seguir prolongando una definición. Las opciones que se analizan, de acuerdo con que lo que trascendió de fuentes seguras es avanzar en el pago de una suma fija, pero focalizada entre los que menos cobran. “Es un planteo racional. Acá no hay loquitos”, explicó el mismo interlocutor consultado.
El cristinismo mira de manera crítica a algunos sindicatos -sobre todo de la CGT- que rechazan esa suma fija, mientras negocian con la patronal paritarias que mantienen los ingresos de sus representados por debajo de la canasta básica. “Hay sindicatos que tienen mejores o peores paritarias, pero la idea no es anular esas negociaciones, sino que se otorgue un bono que permita promover y proteger a los más castigados por la inflación”, dijeron.
PASO sí, PASO no
Así como el bono confronta con los gremios aliados de Alberto Fernández, la agitación por la eliminación de las PASO que impulsa el kirchnerismo choca con la resistencia de la oposición -abroquelada para defender una herramienta que juzga decisiva para sus chances electorales- y contra un actor relevante del Frente de Todos: el Movimiento Evita.
Fernando “Chino” Navarro, dirigente de esa organización social y funcionario del gobierno, rechazó la eliminación de las primarias y tomó distancia del proyecto presentado en la Cámara de Diputados que busca dejarlas sin efecto. Los dichos del secretario de Relaciones con la Sociedad Civil – que tiene su despacho en la Casa Rosada- contrastan con el planteo que hizo este jueves Wado De Pedro.
“La discusión es pública, el 100% de los gobernadores se manifestó a favor de que no haya cuatro elecciones en el año”, señaló el ministro del Interior y agregó: “Eso manifiesta la mayoría de los gobernadores e intendentes, que quieren convencerlo al Presidente de la idea que tienen ellos”.
En cambio, el “Chino” Navarro defendió las PASO como una herramienta para enfrentar “la crisis de la política se expresa en casi todo el mundo” y ejemplificó: “Una primera ministra en Gran Bretaña no llegó a los 50 días, la crisis en E.UU. tiene un nivel de virulencia extremo; en Brasil no se elige solo presidente, sino modelos de política y de relación de la sociedad”.
“Todo indica que Argentina no está exceptuada de semejante crisis. Este fenómeno debe enfrentarse con más participación popular, no con menos”, afirmó el funcionario de Alberto Fernández. Además, recordó que las elecciones primarias “están reguladas por una ley aprobada durante el gobierno de Cristina e impulsada por Néstor”.
Según Navarro, “de las crisis se sale con más democracia, se sale debatiendo ideas, proyectos y candidatos, con plena participación popular. La democracia es la herramienta para curar las heridas que genera esta misma democracia en crisis”. “Para el Movimiento Evita se necesita más debate, más democracia, más participación. Si hay compañeros que no quieren las PASO el ámbito para discutirlo es el Congreso”, agregó.
Mientras La Cámpora explicita ese planteo, Cristina Kirchner no envió hasta ahora señales ni habló sobre este tema. Está al tanto de que los números están muy ajustados para un cambio y que requeriría para aprobarlo de deserciones de la oposición: con los peronistas de Córdoba apoyando, ¿qué harán la izquierda, los partidos provinciales y Javier Milei? ¿Y los radicales?
Sólo una anulación de las PASO tendría efecto si, al mismo tiempo, se puede aprobar una ley equivalente en la provincia de Buenos Aires, donde el peronismo tampoco tiene mayoría. En territorio bonaerense el Movimiento Evita juega su propio partido: en La Matanza, Patricia Cubría -dirigente y esposa de Pérsico- quiere ir a internas con el intendente Fernando Espinoza.
La bisectriz que ensayan en el Frente de Todos, ante la falta irreversible de los votos, es una solución intermedia. Como dijo Máximo Kirchner, acortar el proceso electoral para que no se extienda como es en la actualidad durante más de seis meses, entre la definición de las listas, las primarias, la primera vuelta, el balotaje y la asunción efectiva, el 10 de diciembre.
Refuerzo alimentario
Mientras la política debate sobre la fecha de las PASO y si dar o no un bono a los que tienen empleo en blanco, obra social, vacaciones pagas y demás beneficios sociales, una grieta social profunda quedó expuesta con la irrupción de más de 900 mil desamparados que se inscribieron para cobrar 22.500 pesos en noviembre y en diciembre.
Son los que se anotaron en la ANSES para cobrar el bono de 45 mil pesos, que se efectuará en dos pagos. Los fondos surgieron del “Programa de Incentivo Exportador” que puso en marcha Sergio Massa y que dio lugar al denominado “dólar soja”. En medio de una falta de reservas desesperante del Banco Central, ese decreto permitió que se liquidaran unos US$ 8.200 millones.
Según lo que pudo averiguar Infobae, hasta el jueves a última hora habían superado largamente los 900 mil inscriptos, a razón de 240 mil por día.
Los beneficiarios van a empezar a cobrar el 14 de noviembre, percibirán la mitad del bono, y en diciembre, la otra mitad. Al principio se formaron extensas filas en ANSES, tanto de manera presencial como digital, porque coincidían con las madres titulares de AUH (Asignación Universal por Hijo) que concurren sin turno para presentar las libretas con el control de salud, vacunación y escolaridad de sus hijos. Ese trámite deriva en el pago unos 10 mil pesos por hijo.
El director del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, Agustín Salvia, explicó en diálogo con Infobae su mirada sobre la pobreza y la realidad expuesta con la inscripción en ANSES de estas personas que las estadísticas oficiales anotan entre pobres e indigentes, que viven de changas y diversas actividades de subsistencia.
Según el especialista, por la evolución de los precios, del empleo y las remuneraciones, del segundo al último trimestre de este 2022, la pobreza escaló al 40% y al 10% la indigencia. Son datos comparables al período 2001/2002, un drama de dimensiones históricas, y que dejan un interrogante sin respuesta: ¿por qué con esos números no hay un colapso?
“Las políticas de asistencia son muy intensas, con programas como la Asignación Universal por Hijo, la tarjeta Alimentar y ahora este bono adicional. Suben el Salario Mínimo, y se asignan planes Potenciar Trabajo. No es poco el esfuerzo fiscal que se está poniendo”, explica Salvia.
Pero hay un efecto no querido pero inevitable: “Todo ese dinero crea una externalidad que hace que haya más trabajo en el sector informal -describió Salvia-, que se cree una economía precaria, de los pobres”, vulnerable rápidamente a cualquier cambio de tendencia y que ajusta de manera automática cuando la economía se achica.
“Esta inflación alta, la caída del consumo y del nivel de actividad que se está viendo en actividades de servicios y otras vinculadas a la industria, están produciendo que no haya más empleos -aseguró el especialista-. Ahora, las clases medias, trabajadores formales, de sectores no tan altamente productivos, están cayendo en situación de pobreza”.
“A ese universo, no les aumentan el salario, están en negro o les pagan una parte en negro y otra en blanco. Las pymes no están sosteniendo la situación o, en algunos casos, se están abusando de la situación especulativamente y ante cualquier riesgo no aumentan las remuneraciones”, agregó Salvia.
Para el director del Observatorio de la Deuda Social, esos segmentos más castigados son las clases medias bajas, desde autónomos hasta empleados y trabajadores de pymes, industriales pequeños o de servicio o comercio. “Ellos son los que están experimentando una caída importante en materia de pobreza. Son esos los nuevos pobres, que los tuvimos durante la crisis del 2018 y 2019, con Mauricio Macri, en el COVID, que se recuperaron en el post COVID, y ahora están volviendo a caer en la pobreza en este momento”.