Un allanamiento en la Municipalidad de Tornquist finalizó minutos antes del mediodía de este miércoles. El mismo, ordenado por la fiscal Leila Scavarda y llevado adelante por la DDI, tenía como objetivo recolectar un elemento de particular importancia en el marco de la causa que comenzó por el indebido uso de una camioneta “ponchada”.
Fuentes confirmaron que las tareas se iniciaron alrededor de las 8. La premisa fue encontrar el auto robado el Gran Buenos Aires, cuyo motor fue colocado en la Isuzu que utilizó la comuna, cuyo dueño había llevado a un taller mecánico. Al momento de retirarla, detectó que el vehículo circulaba por las calles de la localidad.
Scavarda planteó la imperiosa necesidad de que los uniformados registren los galpones municipales. Un dato que demuestra una evidencia típica de la maniobra es que la 4×4 tenía colocadas las chapas patentes de una unidad de similares características, marca Chevrolet, propiedad del municipio.
Cabe recordar que todo comenzó en 2023, cuando un hombre de Mar del Plata denunció que vio su vehículo circulando por las calles de la vecina localidad serrana, siendo usado por la comuna para llevar leña.
Incluso, trascendió que un funcionario (actualmente ya no está en el cargo) había intentado coimear al dueño del rodado, un ingeniero que estuvo un tiempo trabajando en un campo de Chasicó. Al sufrir una avería en la unidad, la llevó a un taller –en plena pandemia– y al momento de retirarla, se llevó una desagradable sorpresa.
La versión que recibió es que había sido secuestrada porque estaba mal estacionada. Sin embargo, el propio damnificado (la había llevado al mecánico luego de que se le quemara la tapa de cilindros) constató que le habían cambiado las chapas de las patentes.
En ese momento, filmó lo ocurrido con su celular y fue a pedir explicaciones, pero los trabajadores le manifestaron que fuera directamente a la comuna.
Una vez en la Municipalidad, el denunciante contó que terminó hablando con la mano derecha del intendente Sergio Bordoni, llamado Ezequiel Gabella, quien le propuso un arreglo económico para evitar conflictos judiciales.
En los argumentos que le dieron, relató el ingeniero, cuando el taller mecánico cerró y su rodado quedó en la calle, fue secuestrado y llevado al corralón local. Lo que pasó luego es lo que ahora debe terminar de investigar la Justicia. Él está convencido que le poncharon la camioneta.