El ministro de Economía apuesta a una baja más fuerte de la inflación y a perforar el 4%. Además también juega un tema de reputación ante los mercados si se altera esa fecha.
Desde hace un par de semanas se instalaron las dudas entre los analistas y empresarios respecto a cuál será finalmente el momento elegido por el Gobierno para la reducción del impuesto PAIS. El ministro de Economía ya había anunciado que sería para septiembre, pero sin mayores precisiones.
Ahora trascendió que Luis Caputo es favorable a la idea de que esa reducción opere finalmente desde el día 1 del mes próximo. Algunos economistas aseguran, sin embargo, que la rebaja llegaría recién a fines de septiembre para no complicar a las cuentas públicas.
Sin embargo, hay dos aspectos que finalmente volcarían la balanza para no postergar la decisión. La primera tiene que ver la reputación, ya que hace varios meses ya se viene anunciando esa reducción del mes próximo, que llevaría al impuesto PAIS de 17,5% al 7,5%. Y si bien nunca se explicitó el arranque, la expectativa es que suceda en el arranque de septiembre.
De no ser así, podría haber un impacto negativo en la credibilidad del equipo económico y también podría afectar el humor de los inversores. Sucede que la reducción de este impuesto fue anunciada como un paso más hacia la normalización cambiaria, ya que se aplica sobre todas las importaciones, elevando su costo.
El otro motivo clave para no demorar la reducción es que impacte sobre la inflación de septiembre, que podría arrojar el índice más bajo del año o al menos eso es a lo que aspira el equipo económico.
Como se abaratan los insumos importados que utilizan las empresas, se espera que esta reducción tenga un efecto positivo sobre la inflación de ese mes. Algunos cálculos preliminares estiman que ese efecto podría bajar un en 0,7 puntos porcentuales la inflación de septiembre.
En el próximo mes no hay grandes ajustes previstos en tarifas y que tampoco hay incrementos estacionales. Si además se vuelve efectiva esta reducción de impuestos entonces es posible que el índice nacional se ubique bien cerca del 3% y la núcleo podría acercarse al 2%.
Las dudas aparecen por el impacto que generaría esta reducción en las cuentas públicas, ya que se trata de un impuesto que recauda cada vez más. Para eso fue clave no solo la suba implementada por este Gobierno desde 7,5% a 17,5% en diciembre. Además que se lo aplicó a la suscripción de bonos en dólares para importadores, los denominados Bopreal.
En junio, por ejemplo, la recaudación por el Impuesto PAIS ascendió a $ 780.041 millones, en lo que representó un incremento interanual de casi 1322%. De hecho, el crecimiento de este tributo fue casi 5 veces más en promedio que el del resto de los impuestos.
La AFIP destacó que el aumento obedeció a “la ampliación de la base imponible del mismo con el ingreso del pago aplicado a las operaciones de compra de moneda extranjera para el pago de determinadas importaciones”.
“A su vez -continuó- las mismas se vieron incrementadas respecto a períodos anteriores, debido al incremento del tipo de cambio y al aumento de las alícuotas a partir de este año, tanto del pago a cuenta como de las importaciones de bienes y fletes”.
Por otro lado, el organismo explicó que los ingresos de junio “incluyeron los derivados de la aplicación del impuesto PAIS a la suscripción de BOPREAL en pesos para el pago de utilidades y dividendos y para la repatriación de inversiones”.
Por otra parte, Caputo descartó que esta disminución vaya a ser compensada por una suba del tipo de cambio oficial, que mantendrá su ajuste mensual del 2%. El ex ministro de Economía, Domingo Cavallo, había sugerido que se aplicara ese ajuste para mantener el tipo de cambio para los importadores.
Sin embargo, tanto Caputo como el Presidente negaron cualquier posibilidad de devaluación. “Sería volver a castigar a los que menos tienen”, aseguró la semana pasada Javier Milei.
¿Qué puede pasar, entonces, con la recaudación y el superávit fiscal? El objetivo es empalmar esta disminución con el ingreso adicional que se espera del pacto fiscal. Por ejemplo, habrá mayores ingresos por el último cambio de Ganancias, también de parte de aquellos que están ingresando en la moratoria, a los que se suman quienes ingresen el pago por 5 años del impuesto a los Bienes Personales con una alícuota reducida del 0,45% anual.