En el monumento al Inmigrante de Ingeniero White se llevó adelante la celebración encabezada por el Centro de Colectividades Extranjeras de la ciudad, acompañados por funcionarios del Municipio, concejales, y autoridades locales.
Desde el 4 de septiembre de 1949, en la República Argentina se celebra el “Día Nacional del Inmigrante” conmemorando el día de la firma del decreto firmado por el Primer Triunvirato en el año 1812. Este decreto, establecía normas sobre fomento de inmigración y protección a los individuos de todas las naciones, y a su vez a sus familias, que desearan fijar su domicilio en el territorio nacional argentino.
“Es un día muy emotivo, fundamentalmente para todos aquellos que crecimos en el seno de una familia de inmigrantes, a cada uno de nosotros nos alcanza porque en la Argentina la descendencia de inmigrantes es enorme, entonces seguramente cualquiera de nosotros, cualquiera sea su país de origen, puede recordar nuestras raíces, de nuestros padres, de nuestros abuelos, de nuestros bisabuelos en algún caso, las ricas historias que nos han contado a lo largo de la vida, y por supuesto todo lo que nos han dejado como legado”, aseguró Elizabeth Mena, presidenta del Centro de Colectividades Extranjeras.
Por su parte, Florencia Molini, titular de la Agencia de Desarrollo Territorial, Descentralización y Participación Ciudadana, acercó el saludo de parte del Intendente e indicó que “Argentina es un país trazado y forjado por la inmigración, pero nuestra ciudad también lo es. Nosotros queremos destacar el aporte a la cultura que hacen todas y cada una de las colectividades aquí presentes, en la construcción de ciudadanía, en cómo forjan comunidad y cómo principalmente con su arraigo y con su identidad forman parte de la ciudad de Bahía Blanca, hacen a la ciudad de Bahía Blanca, hacen a su pasado, a su presente, pero principalmente a su futuro”.
A su turno, el delegado de la Dirección Nacional de Migraciones en Bahía, Fernando Perazzo, indicó: “Como todos sabemos, porque todos somos hijos, nietos, bisnietos de inmigrantes, ellos dejaron el rocío de su cultura, impregnaron el suelo argentino de trabajo, de pertenencia, de afán de prosperidad para sus hijos, para sus propios proyectos de vida y de familia. Ese legado, como decía Elizabeth, es un legado de esos migrantes del siglo XIX y del siglo XX que tenemos que honrar y recordar y estar atentos a las nuevas oleadas migratorias y a los nuevos fenómenos migratorios que están ocurriendo hoy día para establecer y sostener a este país como un país de prosperidad”.