Juan Francisco Palacio Micheletto, padre de la iglesia de San Luis Gonzága, estuvo presente en los estudios de Primero Bahía en un nuevo viernes Santo.
«Es un desafío, son tiempos difíciles y son tiempos donde aquellos que fuimos llamados para este camino, es un desafío acompañar para sostener esos brazos de la gente que está floja o a punto de caer», comenzó diciendo Palacio.
Además refirió que «esta Semana Santa está siendo muy particular, va a ser una Semana Santa más participada que en la pandemia y post pandemia, creo que esta es una de las más participadas, la gente se acerca a confesarse, muchos me decían que hacía mucho que no se acercaban y se confesaban, responde a buscar alguna respuesta que me anime a no caer, sostenerme para no aflojar porque hay mucha tristeza, desesperanza, hay mucho sentido de defraudación y eso lleva a tener sentimientos negativos, se ve en la calle con las discusiones en la calle, las peleas y eso habla de que hay algo interior que se está quebrando».
Con respecto a su trato con los jóvenes dijo que «les faltan propuestas, incentivos, les falta creer más en ellos porque en general se los ve así con pocas ganas de todo, creo que al joven hoy hay que acompañarlo desde la escucha, animarlo y que sean parte de todo, el joven tiene ganas de involucrarse en las cosas, no se tiene mucha fe a lo que puedan llegar a aportar y tienen cosas muy importantes y es un desafío que les digo a los padres hay que escuchar a los chicos, meterlo en el corazón, pensarlo y darles una respuesta, hay que gastar tiempo en eso. Hace falta mucha oración, el joven necesita que el adulto se le siente y lo escuche y darle el lugar que necesitan. Muchos jóvenes están achanchados por el internet, pierden la capacidad del diálogo, se dialoga por las redes, hay que darle el lugar y se acercan y te dicen de colaborar y eso demuestra que ellos buscan que creas en ellos».
«Por un lado está la alegría de saber que un compatriota ocupa el mayor lugar de la iglesia y preocupa la parte negativa que llega, hay mucha confusión y mucha contradicción entre lo que pasa realmente y lo que a la gente le llega y esto genera que se enojen, que no les guste, la grieta también se ve en este caso. La Iglesia tiene que dar lugar a estas cosas porque son las cosas que pasan en el mundo, todos son hijos de Dios y todos tienen que tener un lugar de escucha, son personas y son miradas con misericordia y amor por este Dios en el que creemos. Él se ha sentado a escuchar valorando cada caso y acompañando, mantiene alta la cabeza de cada uno, hace empatía, se compadece y busca acompañar desde el consejo que puede ayudar a que la vida de la gente sea mucho mejor», dijo el Padre sobre el Papa Francisco.
Para cerrar refirió que «ayer le comentaba a la gente, muchos identifican la Semana Santa como días de tristeza, hay de eso pero el sentido propio es vivirlo desde la alegría de lo que pasa al final, Semana Santa son días de unos como cristiano, católico o cualquier religión es vivir el amor de Dios, es mostrarnos hasta donde llega el amor hacia nosotros. El hombre es lo más preciado por Dios, es celebrar el misterio del gran amor de Dios por la humanidad, desde el amor de padre que tiene, que nunca se acaba, uno aprende a respetar y valorar porque es su hijo y Dios hace lo mismo, quiere mostrarnos que debemos tener más confianza y sentirnos abrazados por él, él está ahí para acompañarnos y decirnos no tengas miedo, yo estoy aquí poné todo de vos para que el mundo sea mejor, colaboremos para que entre nosotros y Dios podamos hacer un mundo para que pueda ser vivido por todos. Mi vida tiene que estar al servicio de los demás, estar abierto a lo que pueda dar a los demás, ese granito de arena es un signo de este abrazo de Dios».