Según estimaciones privadas, la producción repuntó en marzo aunque el primer trimestre estuvo marcado por las condiciones climáticas.
La sequía no impactó solamente en los sectores ligados al agro sino que también tuvo un derrame sobre otros rubros productivos, lo que recortó las proyecciones de actividad económica para este año. Los primeros números preliminares de marzo muestran algún repunte en el nivel de producción, aunque el panorama asoma complejo para los próximos meses. Organismos internacionales y consultoras ya recalcularon hacia la baja sus estimaciones de variación del PBI para 2023.
El Indec tiene números consolidados actividad solo de enero y febrero, que fueron de 0,5% y de 0% en la comparación con los meses previos, respectivamente. Esas cifras marcan un estancamiento en el ritmo de actividad económica, con un índice de tendencia-ciclo que se mantiene en cifras nulas o levemente negativas. En el último semestre, como dato contextual, solo enero tuvo con ese 0,5% una variación intermensual positiva, tal como mostró la consultora LCG, lo que pone de manifiesto “la dificultad en lograr recuperar la dinámica de crecimiento”.
Para el tercer mes del año, que completará el panorama del primer trimestre de 2023, los primeros números recolectados por el Gobierno y por consultoras privadas tienen algunas distancias: estimaciones oficiales ven, al contrario que las consultoras, un repunte industrial. Aunque sí hay entre las proyecciones del sector privado, algún síntoma de que en el paisaje general de todo el entramado productivo -todavía golpeado por las inclemencias climáticas- puede haber un síntoma de repunte.
Entre los números positivos, el Centro de Estudios para la Producción (CEP XXI) que depende de la Secretaría de Producción e Industria consideró que en marzo, el índice adelantado de actividad industrial elaborado con datos de utilización de energía mayorista “creció 0,7% interanual y 0,3% respecto a febrero”. “Así, en el primer trimestre se estima un crecimiento del 1,9% interanual, lo cual implica el mayor nivel de actividad industrial para ese período de los últimos cinco años”, continuó.
Por otra parte, aseguraron que si bien los datos de marzo “son positivos”, de todas formas “la sequía continuará afectando” el nivel de producción. “En marzo, la producción automotriz creció 25,4% interanual y 5,8% respecto a febrero; registrando la mayor producción para un mes de marzo desde 2013. Por su parte, los despachos de cemento se incrementaron 5,6% interanual y 3,1% frente a febrero y presentaron el segundo mejor primer trimestre desde al menos 2004″, enumeraron.
“La producción de acero, en tanto, se expandió 1,8% y acumula una suba de 12,5% en lo que va de 2023. En cambio, la molienda de oleaginosas presentó una nueva contracción del 23,4% vs. 2022 (acumuló una merma del 27,9% en el primer trimestre del año), aunque respecto a febrero creció un 9,2%”, concluyó, por su parte el CEP XXI.
Las consultoras privadas, por su parte, midieron que la actividad fabril en marzo en realidad terminó con números en rojo. La Fundación FIEL, en ese sentido, calculó que en términos desestacionalizados la industria “mostró una caída mensual de 0,7%, repitiendo el signo del mes anterior”, consideró.
“El actual nivel de actividad corregido por estacionalidad es 6,4% inferior al de abril del año pasado, mes en el que se ha fechado en forma preliminar el inicio de la fase de contracción que atraviesa la industria. Todos los indicadores que permiten monitorear el desempeño cíclico de la actividad han mostrado un deterioro, señalando una prolongación de la recesión industrial”, continuó FIEL. Y concluyeron que “la industria seguirá mostrando desempeños sectoriales diversos, enfrentando un escenario de mayores restricciones en el acceso a las divisas en el que se profundizará la contracción de la actividad agregada”.
La Unión Industrial Argentina, aún sin una estimación final cerrada para marzo, planteó que “los datos disponibles de marzo muestran una continuidad de esta situación dispar, a tono con lo que se espera para el año”. Para febrero la UIA había medido una mejora mensual de 0,6 por ciento.
“Algunos indicadores vinculados con producción y consumo mostraron un buen dinamismo durante el mes. Sin embargo, se observa un menor desempeño en aquellos vinculados al sector agrícola y a la construcción. De cara a los próximos meses del año, el desempeño del sector industrial presenta algunos desafíos”, explicó la entidad fabril.
La central industrial postuló que “en primer lugar, la sequía ya redujo considerablemente la cosecha de trigo y se estima que tenga un fuerte impacto en la de soja y maíz, lo que impactará en una menor molienda y disponibilidad de divisas provenientes del sector agroindustrial”.
“Este escenario complicaría aún más la escasez de divisas que afectó gran parte del año anterior. A nivel macroeconómico, otros factores que incidirán en la actividad estarán vinculados a la dinámica del mercado interno, dado el contexto inflacionario y de mayores costos, incluyendo el endurecimiento de la política monetaria que también impacta negativamente en el financiamiento de las empresas, especialmente en las pymes”, continuó.
Y por último, mencionó que a pesar del contexto difícil, “algunas ramas industriales todavía continuarán con crecimiento por una mayor demanda de algunos sectores como de minería, petróleo y gas, que muestran un buen dinamismo en el último año, sumado a un mayor posicionamiento exportador de algunos sectores, mientras que otros continuarán mostrando un año con dificultades, vinculadas al incremento de costos, a la sequía, a las restricciones a la importación y al mercado cambiario”.
En tanto, la consultora Orlando J. Ferreres midió, en simultáneo, que mientras la industria manufacturera tuvo una leve caída de 0,1% en relación con febrero, el panorama general de la actividad económica finalizó con signo positivo, en 0,4 por ciento.
“El primer trimestre del año anota un avance de 1,6% anual, que seguramente pasará a cifras negativas para el segundo cuarto, que se espera más difícil en materia de actividad”, consideró sobre la industria. Aunque para la actividad general planteó que “mostró una mejora en marzo, registrando en la serie desestacionalizada un avance de 0,4% respecto de febrero, recuperándose de la merma del primer bimestre y dejándola a un nivel similar al exhibido al cierre del año pasado”.
“El primer trimestre mostró en términos desestacionalizados una contracción de 0,5% respecto del último cuarto del año pasado. Hacia adelante la perspectiva no es buena, el segundo trimestre deberá enfrentar el grueso del derrumbe del agro, y las condiciones macroeconómicas muestran una extrema fragilidad”, concluyó.
Alguna pista sobre cómo fue el nivel de actividad en el primer trimestre podrá verse en el Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) del Indec que se publicará durante la tercera semana de mayo, aunque el número definitivo de variación del PBI se conocerá un mes después. En esa instancia se sabrá si la economía ingresó o no técnicamente en recesión, para lo cual se requieren dos trimestres consecutivos en caída. El último de 2022 registró un retroceso de 1,5 por ciento.
Los organismos internacionales empezaron a recalcular hacia abajo sus proyecciones de variación del PBI. El Fondo Monetario la redujo a 0,2%, el Banco Mundial la dejó en 0% y la OCDE, a 0,1 por ciento. El Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central, entre los consultores locales, ubica esa cifra mucho más abajo, en -2,7% de contracción. El Gobierno todavía sostiene el 2% proyectado para el PBI de 2023.