El juez Ernesto Sebastián, del Tribunal Oral en lo Criminal Federal, aceptó el acuerdo de juicio abreviado entre las defensas y el fiscal Gabriel González Da Silva y condenó a tres de los integrantes de una organización que intentó de manera frustrada traficar drogas a través de la ría local.
Por esta causa, conocida como la de «Los bolsos de la ría» o «Los bolsos con cocaína», resta juzgar al supuesto líder de la banda, el paraguayo Aureliano Villalba Cabrera, quien fue arrestado tiempo después, tras un ataque que sería de sicarios en su país natal.
Las condenas -con montos de prisión que parecen bajos teniendo en cuenta las características y gravedad del hecho- fueron para Emilio Juan Ángel Villalba Cabrera, quien recibió 4 años y medio de prisión por tráfico de estupefacientes en la modalidad transporte, agravado por la intervención organizada de 3 o más personas; Lilian Noemí Jara Cabrera (le impusieron 4 años y dos meses) y el expolicía Emanuel Maximiliano Peralta (3 años de cárcel), todos de efectivo cumplimiento.
El fallo del doctor Sebastián es de 121 fojas. Se imputó a los acusados, con distintos roles, una participación secundaria en diversos hechos cometidos al menos desde el 1 de junio de 2022 hasta el 18 de julio del mismo año, en Coronel Rosales e Ingeniero White.
En el marco del mismo debate debía ser juzgado Ignacio Rolando Orué, pero en su caso se extinguió la acción penal, por fallecimiento, el 3 de julio pasado.
La causa contra Aureliano Villalba Cabrera (es asesorado por el penalista local Martiniano Greco) fue elevada a juicio recientemente (el trámite se demoró porque estuvo prófugo), aunque el mismo tribunal actuante todavía no fijó la audiencia preliminar y, en consecuencia, tampoco la fecha para ese debate.
Villalba Cabrera -detenido en el complejo federal carcelario de Marcos Paz- es quien cayó a fines de 2022 en el distrito paraguayo de Itapúa, luego de ser atacada a balazos la camioneta que ocupaba (el vehículo recibió una ráfaga de 12 disparos), en lo que se presume fue un ataque sicario, aunque el sobreviviente -herido- lo relacionó con un intento de robo.
Después de pasar algunos días en un hospital del vecino país, Interpol Paraguay y una comisión de la Policía Federal Argentina realizaron el procedimiento de extradición del sospechoso, que luego fue procesado por el Juzgado Federal Nº 2 de Bahía Blanca.
Aureliano es el dueño del bote que se habría usado para el frustrado tráfico de 196,36 kilos de cocaína de 80% de pureza a Europa, junto con su hermano Emilio, el expolicía bonaerense, Lilian Cabrera y Orué.
Esa sustancia en panes (con la leyenda «Patrón») fue encontrada -dentro de bolsos negros, en operativos distintos, entre fines de junio y mediados de julio de 2022- flotando en la ría y en una playa cercana a la Base de Infantería de Marina Baterías.
CUÁLES SON LAS PRUEBAS
Los casi 200 kilos de cocaína en panes sellados fueron encontrados a la deriva, en aguas profundas, dentro de bolsos de excelente calidad y hermetismo, rodeados de sogas, lo que da la pauta que tenían por destino un transporte interjurisdiccional.
Casi al mismo tiempo apareció abandonado el semirrígido que había sido comprado por Villalba Cabrera, quien obtuvo la credencial de timonel de yate motor en la Prefectura de Quilmes, el 13 de junio de 2022, apenas dos semanas antes del hallazgo en la ría del bote «Al I Lafken II».
Además, el paraguayo tenía autorización para conducir la Ford Ranger -adquirida por apenas 4 meses por el expolicía Peralta- con la cual, según probaron con las cámaras, los testimonios, las escuchas y otras pruebas, trasladaron el bote y la droga hacia este medio.
El semirrígido apareció flotando con signos de haber intentado hundirlo -tenía rajaduras en su superficie- y además se le encontró un parche por donde «es altamente probable» que se hayan introducido los panes de cocaína a modo de ocultamiento, a fin de evitar sospechas en eventuales controles viales durante el traslado.
También en su interior encontraron sogas y cabos que concuerdan con los de los bolsos, cuya combinación permite hacer de «canasto» para subirlos a un buque de gran porte.
La jueza María Gabriela Marrón, quien procesó a la banda, consideró falaz que la denominada banda del paraguayo haya venido a pescar, tal como dijeron algunos de sus integrantes.
«La navegación previa al hallazgo de los estupefacientes que hizo la embarcación, claramente, fue de reconocimiento del medio marítimo y después, concordante con la búsqueda de algún elemento y/o actividad prohibida, toda vez que sus navegantes circularon a baja velocidad, en ocasiones, en horario donde ya no había luz solar.
«De más está decir que los coencartados no practicaron la pesca deportiva, ocultaron su lugar de procedencia (en los alojamientos y ante pescadores en Villa del Mar afirmaron que venían de La Pampa) y tampoco es creíble que se hayan trasladado 700 kilómetros por tres días, en pleno invierno, para pescar solo pejerrey, por tratarse de su temporada», agregó.